Anuka: Invento que absorbe el CO2 y genera oxígeno

Las estudiantes ecuatorianas Queenny López y Gabriela Samaniego, quienes desarrollaron una maestría en Biociencias Aplicadas, diseñaron un bioemprendimiento para aprovechar las capacidades de las microalgas endémicas del país.

Las adaptaron a distintos medios para disminuir la presencia de dióxido de carbono (CO2) en el ambiente. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año fallecen 7 millones de personas por la exposición a las partículas finas contenidas en el aire contaminado.

El conocimiento de ese impacto y su apego a la naturaleza incentivaron a las inventoras a crear el proyecto. En medios extranjeros, Queenny, una de las creadoras, contó que la capacidad de absorción que se genera a través de los filtros puede llegar hasta 100 veces más que la producida por los árboles.

“Los biofiltros funcionan como un árbol, porque las microalgas son organismos verdes que realizan fotosíntesis y a través de eso absorben el  CO2,  pero tienen una capacidad mayor que los árboles de realizar esta labor”.

Este proyecto denominado anuka (en kichwa significa alga) está formado por un filtro cilíndrico de 50 centímetros de diámetro y dos metros de alto.

La bomba aspira el CO2, que pasa a un filtro físico, luego a un aspersor (dispositivo mecánico que transforma un flujo líquido en gotas) y finalmente se disuelve en la torre, donde se encuentran las microalgas entre agua y otros nutrientes.

Dentro de las torres las microalgas, al igual que en su entorno natural, hacen meiosis (división celular) y llega un momento en que el entorno donde crecen queda saturado.

“Cuando esto ocurre se cosechan parte de los nuevos organismos que se han producido, los cuales se pueden usar para otras cosas, como hacer biopolímeros, tinturas, cosméticos, alimentos con alta concentración de proteínas y más; es decir, tenemos dos impactos simultáneos:  primero la absorción de CO2 y la generación de una materia prima para otras aplicaciones, a partir del crecimiento de las microalgas”.

Para que estos microorganismos sensibles se mantengan sanos y bien distribuidos se realizaron cálculos bioquímicos, mecánicos e hidrodinámicos.

La aplicación

Gabriela dijo que el 70% del oxígeno que se produce en el mundo no proviene de los árboles, sino de los océanos. “Y específicamente de las microalgas que ahí se encuentran porque no es lo mismo sembrar un millón de árboles, que tener una solución más práctica, como la que desarrollamos”.

La idea original de las ecuatorianas fue elaborar filtros para tubos de escape de automóviles, a base de las microalgas, pero luego se dieron cuenta de que mejor sería elaborar biofiltros para colocarlos en la ciudad y absorber el CO2 que generan los autos.

Las microalgas utilizadas en este proyecto tienen características especiales porque fueron encontradas en un ecosistema extremo, como son las aguas termales. “Es difícil que ciertos organismos vivan bajo condiciones de altos contenidos de azufre, altas temperaturas y poca luz, como ocurre en este ecosistema”. La idea de las ecuatorianas es ubicar los biofiltros donde no haya parques o no se pueda plantar árboles. (El Telégrafo)

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