El comercio de Portoviejo resurge en medio de dificultades

Del negocio de venta de ropa que tenían Gladys Chilán y su esposo, Johnny Palma, en Francisco de Paula Moreira y Chile, en el centro de Portoviejo, solo quedan recuerdos. Dejaron ese espacio para ir a la calle Alajuela, donde se reubicó a comerciantes luego del terremoto del 16 de abril de 2016.

Ella adeuda aún un crédito en un banco privado, donde consta como morosa. Dice que no lo ha cancelado tras el sismo porque no le han aceptado su intención de pagar en cuotas. “Me piden que les pague todo, de una sola, y yo no tengo dinero”, señala.

Como ella, hay comerciantes que tuvieron que recurrir a préstamos de familiares para tratar de levantar su negocio. Otros, en cambio, acudieron a prestamistas informales o chulqueros al no poder acceder a créditos bancarios.

Eduardo Martínez, dirigente de la Asociación de comerciantes 12 de Agosto, indica que antes del sismo en los alrededores del antiguo centro comercial se hallaban hasta 6 prestadores de dinero, pero señala que ahora la cifra llega a 30.

El dirigente dice que el sector financiero tanto público como privado le ha quedado debiendo al comerciante manabita, pues en algunos casos no hubo reestructuración de deuda y tampoco ayuda como condonación de deudas.

Pero el Gobierno muestra cifras sobre el apoyo que se ha dado para la reactivación de los comerciantes. El Comité de Reconstrucción indica, en su web, que hasta el 18 de abril de 2017, el BanEcuador a través del producto de crédito “Contigo Ecuador” destinó para la reactivación de varios proyectos, entre ellos comerciales, industriales y pequeños industriales un crédito de 121,1 millones de dólares en 18.011 operaciones en Manabí y Esmeraldas.

Roddy Almache, otro comerciante de venta de ropa, fue uno de esos beneficiados con un crédito de 15.000 dólares que le propusieron tras el sismo. Según él, su hoja de vida crediticia le facilitó tener ese acceso al empréstito.

Pese a las dificultades, hay comerciantes que creen que ese sector está de a poco tomando auge y que la ciudad está tratando de resurgir con obras e infraestructura nueva.

Aún en las calles céntricas se evidencian obras por el plan Priza (soterramiento de sistema de electrificación), una segunda fase del proceso de regeneración del centro.

Pero también hay terrenos baldíos, donde sus dueños no han podido levantar negocios o viviendas.

Lenín Vera, técnico de la Corporación para el desarrollo del cantón Portoviejo, entidad anexa al cabildo, señala que en las 45 manzanas en las que se delimitó la zona cero de la capital manabita aún no se levanta estructura en 381 predios.

Allí están edificios, casas, comercios o negocios que cayeron tras el terremoto o fueron derribados semanas después por presentar daños. Tras el sismo se dispuso que en Portoviejo se demolieran 260 estructuras, dentro de las casi 4.000 que se ejecutaron en Manabí.

Una leve reactivación económica se dio el 2017, según Vera, y fue cuando fluyeron recursos para mejorar casas o reconstruir edificios.

Ventas han fluctuado en los últimos tres años

Las ventas que generaron las actividades económicas en la capital manabita en los últimos tres años reflejan fluctuaciones. Según datos del Servicio de Rentas Internas (SRI), las ventas en Portoviejo llegaron a $1.187,2 millones en el 2016, mientras que en el 2017 alcanzaron $ 1.378,3 millones. El año pasado alcanzaron unos $1.333,6 millones.

Según datos del SRI, hasta antes del terremoto existían en Portoviejo 32.614 contribuyentes (no incluye a informales).

Tras el sismo se inscribieron en este organismo unos 15.973 contribuyentes, pero no se tuvieron reportes de cese de actividades de los ya establecidos hasta antes del terremoto.

Los datos que tiene esta entidad hasta el 28 de febrero de este año indican que de los 15.973 contribuyentes que surgieron tras el terremoto, solo el 60% está en estado activo.

Diocles Valeriano, presidente de la Cámara de Comercio de Portoviejo, dice que para este gremio es preocupante que a tres años del terremoto no se vea una reactivación comercial. “Muchos comerciantes perdieron edificios, negocios y hasta familiares, ellos necesitan la construcción de nuevos edificios, los centros comerciales autónomos que ya se han ofrecido”, señala Valeriano. (Neptalí Palma/El Universo)

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