Diario Extra.- “Nunca le he pedido tanto a Dios por alguien que no conozco como hoy. Dios permita se salve y no deje solo a su hijo”, escribió @kmcita7 en su cuenta de Twitter, y acompañó el mensaje con dos emoticones, uno de una cara triste y el otro, de un corazón roto.
La mujer se refiere a la escena que circula en redes sociales, en la cual se puede apreciar cómo sacan un cuerpo femenino (aún con vida), de una habitación, hacia los exteriores de una funeraria mantense (provincia de Manabí), sitio en el que se suscitó una balacera, la mañana del 18 de mayo.
La víctima asistió a la velación del agente Andrés Moreira, acribillado el 16 de mayo en Urdesa (Guayaquil). Cuatro personas fallecieron y dieciséis resultaron heridas físicamente, pues según el psicólogo clínico Luis Siguencia, habrían más heridos emocionalmente. Tanto adultos, pero en especial los menores de edad, quienes presenciaron el hecho violento.
El experto en salud mental sostiene que, lastimosamente, los índices de violencia que vive el país hace necesario tener conocimiento de primeros auxilios psicológicos. “Así como se nos enseña a cómo actuar ante un sismo, ahora tenemos que manejar estos conocimientos, para paliar un poco el impacto”, expresa Siguencia.
Su colega, Yanira Ibarra, experta en psicología infantil, recomienda que lo primero que hay que hacer es alejar al niño de la situación, de preferencia que lo haga una persona de confianza del menor, para que pueda ayudar en contener sus emociones.
Evite mentirle sobre lo sucedido, por ejemplo: “Todo va a estar bien, no pasó nada”. Estas son mentiras que se suelen usar para no lastimar, pero causan el efecto contrario.
Asimismo, manifiesta que es muy importante darle el espacio a los niños para que expresen sus emociones y pensamientos. Aunque el discurso suene repetitivo, es vital escucharlos.
También recuérdeles que ellos se encuentran a salvo en ese momento y que no son culpables de lo ocurrido. Y bríndeles protección en todo momento.
Siguencia agrega otros consejos: Hablarle con tono de voz mesurado, calmado, ni alto ni muy bajo. De igual manera, hace hincapié sobre lo fundamental que es que ellos reciban los primeros auxilios psicológicos, porque existe la posibilidad de que el menor se culpe.
“Era mejor que me pase a mí y no a mi mamá. Por qué no le dije tal cosa. De pronto no la animé mucho, podrían ser los cuestionamientos del niño que presenció la balacera, quien incluso terminó herido en una pierna”, expresa el psicólogo.
Serían varios los efectos y se manifestaría de manera inmediata, indica Ibarra. Dificultad para mantener el sueño, falta de apetito, problemas para concentrarse en el colegio, aislamiento, sensación de soledad y vacío constante, entre otras. Es fundamental brindar el espacio para acompañar al chico y realizar un proceso psicológico adecuado con un especialista.
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