Durante la presidencia de Evo Morales dos excolaboradores del régimen del expresidente Rafael Correa, Carlos Ochoa y Sofía Espín, requeridos por la justicia ecuatoriana, presentaron una solicitud de refugio al estado boliviano. Tras la renuncia de ayer del mandatario surge la interrogante de si podría variar o no su situación en ese país.
Los dos opositores ecuatorianos adujeron ser perseguidos políticos del régimen de Lenín Moreno. El Consejo Nacional del Refugiado (Conare) de Bolivia en febrero de este año fijó un plazo de cuatro meses para resolver sus pedidos.
Ya en enero la ministra de Gobierno, María Paula Romo, en su comparecencia en la Asamblea, dijo que Ochoa y Espín estaban en Bolivia.
El 1 de febrero el gobierno de Ecuador informó a la Cancillería de Bolivia el reporte judicial sobre Espín y Ochoa, en el que se constata que eran requeridos por la justicia del país y «que no son perseguidos políticos».
Ochoa fue superintendente de Comunicación, y Espín asambleísta de la bancada autodenominada Revolución Ciudadana.
Espín fue destituida por la Asamblea el 13 de noviembre del 2018, bajo la acusación de incompatibilidad de funciones por la visita humanitaria que realizó a una acusada del secuestro del político Fernando Balda.
Ochoa es procesado por falsificación de documento público y uso de documento falso con la Ley Orgánica de Comunicación para sancionar a medios.
Morales era uno de los gobernantes con quien el expresidente Correa tenía afinidad política.
Carlos Estarellas Velásquez, catedrático y exsubsecretario de Relaciones Exteriores, dice que la solicitud de refugio tiene un trámite señalado por el derecho internacional y obviamente sí influye quien sea el presidente de la República, porque quien define esa decisión es el primer mandatario a través del Ministerio de Relaciones Exteriores.
«El abanico del refugio es más grande que el de asilo diplomático, uno se puede refugiar por persecución política, por persecución racial, por persecución ideológica, sexual (…) (Espín y Ochoa) se le vas a complicar con un nuevo presidente (..)», expresa.
Estarellas señala que podría haber varias salidas, que no les acepten el pedido o antes de que se los nieguen salgan a un tercer país.
«Generalmente un Estado serio cuando concede un refugio lo mantiene porque la decisión es del Estado; sin embargo, si viene un presidente ideológicamente distinto podría cambiar (…) en Latinoamérica las cosas son tan variantes», comentó. (EL UNIVERSO)
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