Cuando se piensa en los aparatos que más electricidad consumen, la mayoría de la gente considera que los primeros puestos los ocupan la heladera, el lavarropas o el aire acondicionado. Sin embargo, existe otro dispositivo que puede superar ampliamente el gasto de estos equipos cuando se encuentra en uso: la ducha eléctrica.
Aunque no está presente en todos los hogares, su utilización es común en ciertas regiones y su impacto en el presupuesto familiar puede ser considerable. Por eso es fundamental conocer los detalles de su consumo promedio y qué tipo de prácticas asumir para reducir ese gasto mensual.
A diferencia de otros sistemas de calentamiento de agua, la ducha requiere una gran cantidad de electricidad en el mismo momento en que se usa. Esto se debe a que utiliza resistencias eléctricas que calientan el agua instantáneamente al pasar por el dispositivo.
Mientras que otros calentadores de agua funcionan por acumulación o se activan en ciclos, la ducha opera a plena potencia constantemente mientras está encendida, lo que significa que demanda energía de forma ininterrumpida y a niveles muy elevados.
Según datos del Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin) de Perú, la ducha eléctrica puede alcanzar potencias de hasta 4.500 vatios en algunos modelos, mientras que el promedio se sitúa alrededor de los 3.500 vatios. Este consumo es significativamente superior al de otros electrodomésticos de uso frecuente.
Por ejemplo, una heladera, que permanece encendida las 24 horas, regula su consumo mediante ciclos, activando su compresor solo cuando es necesario. Esto permite distribuir el consumo a lo largo del día y reducir su impacto en el gasto eléctrico.
En comparación, el consumo de una ducha eléctrica en una hora puede ser superior al de una heladera encendida durante todo el día. Por ejemplo, una ducha de 3.500 vatios que se use durante una hora completa consumiría aproximadamente 3,5 kWh, lo que puede traducirse en un impacto significativo en la factura mensual si se utiliza a diario.
Estudios en países como el Reino Unido y Perú muestran que las duchas eléctricas pueden incrementar la factura de electricidad en hasta un 30 % en hogares donde su uso es habitual.
El consumo de una ducha eléctrica está determinado por varios factores específicos que afectan el gasto energético de cada hogar:
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