Juan Carlos siente que su lucha -y la de su familia- honró la memoria de su hermana Paola Moromenacho. A las 11:50 de este martes 23 de abril del 2019, el Tribunal de Garantías Penales de la Corte Provincial de Justicia, ubicada en el norte de Quito, aceptó el recurso de apelación interpuesto por la representación legal de los familiares de la víctima.
Los jueces dictaminaron una sentencia de 34 años y ocho meses de reclusión por delito de femicidio (artículo 141 del Código Orgánico Integral Penal) a Héctor M., quien asesinó a Paola el viernes 4 de agosto del 2017, en Cayambe.
“#JusticiaparaPaola, ¡No más asesinos!” fue lo que se gritó a las afueras de la casa judicial. De las manos de los familiares y amigos de Paola, cuatro carteles grandes se plantaron a los pies de la Corte Provincial de Justicia a las 08:00 de este martes.
Ellos pedían la pena máxima, después de que el Tribunal de Garantías sentenciara al femicida a 26 años de cárcel el pasado 2 de julio del 2018. En la audiencia de apelación, que se inició a las 08:30, el fiscal Ángel García presentó una serie de pruebas con las que se sustentó que Paola fue asesinada con saña.
Una de ellas fue la autopsia médico legal realizada al cuerpo de la víctima el 7 de agosto del 2017 que determinó que murió a las 23:30 del viernes 4 de agosto del 2017.
La causa principal de la muerte, según se especifica en el informe, fue un traumatismo toracop-abdominal provocado por 15 heridas con arma punzo-cortante.
Paola comenzó una relación sentimental con Héctor M., un ciudadano español, en el 2006. Se casaron y viajaron a Bilbao (España) para establecerse; su hija Martina (nombre protegido) nació en el 2010.
Sin embargo, Paola era abusada física y psicológicamente. Ella se lo confesó a su hermana, Karla. Decidida, Paola regresó a Ecuador para terminar con los episodios de violencia y retomar su carrera como ingeniera en sistemas.
Héctor M. también regresó al Ecuador en el 2012. Según cuenta Juan Carlos, el agresor buscó a Paola para retomar la relación pero ella no aceptó.
“Él la amenazaba, incluso sacó una boleta de auxilio en su contra, quería quitarle la custodia, quería dañarla psicológica y económicamente”, dice.
Héctor M. cumplía un régimen de visitas para ver a su hija Martina. Por eso, el contacto con Paola era frecuente. La tarde del viernes (4 de agosto), Paola viajó desde Quito -acompañada de su hermana Karla a Cayambe para encontrarse con su hija Martina (nombre protegido).
La pequeña, que ahora tiene 9 años, había estado en la casa de su padre Héctor M. y su conviviente. Quedan en encontrarse en un café en el centro de Cayambe. Su familia no supo más de ella.
En su versión Héctor M. confesó que asesinó a Paola a las 19:30 a las afueras de su vivienda, después de una discusión.
Él abandonó su cuerpo en el interior del vehículo de Paola en una vía rumbo al bosque Buga, en Cayambe. “Durante el período en el que se cumplió el régimen de visitas, cuando entregaba a la niña, Héctor M. siempre iba con patrullero. Pero precisamente ese 4 de agosto no va con nadie. El femicidio fue planificado”, dice José Ignacio Chiriboga, representante legal de la familia Moromenacho.
Luego de escuchar la argumentación de la representación legal de la familia de Paola, el doctor José Ignacio Chiriboga y del fiscal Ángel García durante más de dos horas, la jueza ponente Pavlova Guerra reconoció que en el asesinato de Paola hubo un agravante: el ensañamiento, tipificado en el numeral 7 del artículo 47 del Código Orgánico Integral Penal: “Cometer la infracción con ensañamiento en contra de la víctima”. “Es una situación compleja. No sabemos si alegrarnos o llorar.
Pero sentimos que se hizo justicia. Nos fuimos en contra de un sistema judicial que cada vez está peor. Es la satisfacción que tenemos.
La investigación de los agentes de la Dinased fue deficiente desde el primer día en el que Paola desapareció, varios de los fiscales que pasaron por el caso de Paola fueron indolentes. Nada nos va a regresar a Paola. Pero cumplimos con su memoria”, dice Juan Carlos. Él también pide que la Dinased abra una investigación interna para los agentes que llevaron el caso de Paola.
“El domingo 6 de agosto del 2017, a las 02:00, sorprendí tres agentes de la Dinased en la casa del agresor. Aunque ellos ya sabían que él la había matado, no lo detuvieron. Esperaron hasta las 08:00 para hacerlo. Hubo un alto riesgo de fuga pero sobre todo, el de rescatar a una persona que fue reportada como desaparecida. También pedimos que se vincule a la conviviente de Héctor M. Él dijo que asesinó a Paola afuera de su casa, su pareja estaba ahí. ¿Cómo no supo nada?”, señala. (El Comercio)
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