Un cráneo, sin el maxilar inferior, es todo lo que recibió la familia de Natalia Subía de su cuerpo. Fue el jueves 14 de noviembre pasado, por la mañana, cuando su hermana menor, Isis, atendió una llamada.
Tenían noticias para ella y debía acercarse a la Dinased, en donde se investigaba la desaparición de la maestra parvularia, de 33 años. Al ver que no era la única pariente de Natalia que había sido convocada, temió lo peor.
El 15 de septiembre de 2018, Natalia fue vista por última vez en San Juan, en el centro de Quito. Aquella fecha salió de su vivienda rumbo a una farmacia para comprar medicamentos. Nada más se supo de ella.
Sin embargo, en marzo pasado, los investigadores habrían localizado un cráneo en una rejilla dentro de la quebrada del barrio Armero, en el occidente de Quito. Y, casi ocho meses más tarde –luego de las pericias, análisis y cotejamientos– se informó a la familia sobre el hecho.
“La fiscal sí lo manejó con tacto. Le dijo a mi padre que se entregaba el cráneo como un símbolo y le hicieron firmar unos papeles”, precisó.
Hoy, los allegados de Natalia cuestionan los protocolos que se siguen en la búsqueda de personas desaparecidas. “En este tiempo nosotros seguíamos con la esperanza de encontrarla con vida, pero ellos ya tenían su cabeza”, lamentó Isis.
Otra cosa que le preocupa es que, pese a que se ubicaron esos huesos, hasta el momento no se ha localizado el cuerpo. Entonces, Isis no entiende por qué se frenaron las búsquedas tras el descubrimiento del cráneo, sobre todo porque en ese punto “no es la primera vez que se encuentran restos de una mujer”.
Ella mantiene la hipótesis de que su hermana, quien era madre de una nena, de 12 años, pudo haberse embarcado en un taxi. “Ella tenía un cuadro epiléptico. El hombre la violó y le tocó matarla y desaparecer el cuerpo”, presume.
Los investigadores informaron a la familia que el cráneo no tenía huellas de violencia. Sin embargo, al no tener el resto, no pueden emitir una conclusión sobre la forma en la que murió Subía. Lo que su ñaña sí descarta es que Natalia se haya arrojado a la quebrada. “Nosotros la conocemos, ella no era así. Estaba yendo a comprar sus medicinas para cuidar de su salud”, acotó.
Durante el encuentro, y por la insistencia de los parientes de la maestra, las unidades de búsqueda se comprometieron en realizar otro rastreo por la zona en la que se halló el cráneo. Sin embargo, aclararon a la familia que se iba a realizar en puntos específicos, ya que el área es muy extensa.
Al momento, las osamentas permanecen en Medicina Legal. La familia Subía está a la espera de que localicen lo demás para cumplir con las ceremonias fúnebres y cremarla. “Como familiares no vamos a dejar que esto quede en la impunidad”, concluyó. (EXTRA)
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