“Te dije que no iba a pasar nada y por gusto te asustaste”, decía Sergio Tigrero, pescador de Santa Rosa, Santa Elena, a su compañero de faena, Fabián González, quienes la mañana de este domingo 16 de enero de 2022 realizaron sus actividades, comentando lo ocurrido la tarde del sábado 15 de enero tras la alerta de tsunami por la erupción volcánica cerca de la isla de Tonga, en el océano Pacífico.
“Yo sí salí a dejar la lancha más afuera como pidieron los navales, imagínate si se hubiese venido la ola”, dijo González, mientras Tigrero sonreía.
A González le preocupó por cuanto recordó que ya van tres veces en los últimos cinco años que les alertan de un posible tsunami. “Aquí en el puerto sí se ha secado el mar y no ha pasado mayor cosa. Solo una vez en el terremoto de Japón (en 2011) llegó una ola con fuerza y destruyó unas lanchas, después no hubo nada”.
En el balneario de San Pablo, Luis Tenempaguay, propietario de un restaurante y vicepresidente de la Cámara de Turismo Provincial de Santa Elena, se mostró molesto por lo ocurrido, pues al sonar las alarmas muchos turistas corrieron.
“La gente salía a la carrera, algunos en mi local se fueron sin pagar… El personal de mi local no sabía qué hacer, fueron momentos angustiantes”, explicó el dirigente, además adelantó que, mediante el organismo que representa, solicitará una sanción por los daños que causaron. “Afectaron la economía de los negocios turísticos, muchos visitantes se fueron de los balnearios”, expresó.
Edith Párraga, propietaria de una cevichería en Ballenita, comparte el criterio de Tenempaguay. “Con este tipo de alarmas quiebran negocios, son irresponsables. Es hora que en estos puestos claves estén verdaderos expertos en Gestión de Riesgos”, enfatizó.
Las autoridades locales indicaron que las alarmas se encendieron en todo el perfil costero ecuatoriano y que en ningún momento fue anuncio de desastre, sino de prevención.
“Se tiene que educarnos para conocer medidas alternas ante estos hechos”, alegó el guayaquileño Juan Carlos Espinoza. (JL)
En Manta hubo ‘marea’ de nerviosismo
Los comerciantes de Manta, Manabí, esperaban recuperarse este domingo 16 de enero porque el sábado 15, por la alerta, fue día de pérdidas.
Diego Casquete, salvavidas y uno de los últimos en salir de la playa El Murciélago, dijo que cerca de las 12:30 se vivieron momentos de nerviosismo. “La alerta hizo que desalojemos rápido la playa que tenía importante visita”, acotó.
“Mucha gente de los negocios no quería salir. Hacerlo tan temprano les representaba una situación negativa, pero después comprendieron que era por seguridad”, dijo.
Vicente Agurto, quien coloca carpas y parasoles, comentó que cuando se escuchó la alarma mucha gente salió corriendo. “Se fueron los que recién habían pagado y otros que no habían cancelado”, dijo.
Agustín Intriago, alcalde de Manta, se molestó por la activación de alarmas. “En medio de nerviosismo, a quién se le ocurre activar alarmas atemorizando así a la gente… Con esta alerta nos hicieron asustar a todos, se evacuaron centros comerciales, restaurantes, mucha gente entró en pánico”, comentó. (AG/Extra)
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