Desde que el grupo Oliver Sinisterra, liderado por alias Guacho, hizo visible su presencia en la frontera norte con ataques y posteriores secuestros que terminaron en asesinatos de ecuatorianos, los controles militares y policiales se han vuelto parte de la rutina en esa zona.
La policía reforzó su presencia con uniformados de distintas unidades que tratan de controlar el aumento de delitos.
Hasta ahora, 2.343 policías de unidades como el Grupo de Intervención de Rescate, Grupo de Operaciones Especiales, Grupo Móvil Antidrogas, GEMA, y otras, se movilizan a través del mar, aire y tierra para dar seguridad en Esmeraldas.
El desafío no es fácil en los 586 kilómetros de extensión que tiene la frontera colombo-ecuatoriana, donde se registran diferentes tipos de delitos.
Juan Jaramillo, comandante de la Zona 1, explicó que los delitos de frontera no son los mismos que se registran en el interior del país y por ello están capacitando al personal policial para poder tener experiencia en combatir delitos como tráfico y tenencia de explosivos, tráfico ilícito de hidrocarburos, trata de personas, contrabando, entre otros.
El amplio cordón fronterizo vuelve complejo el control de grupos delictivos, tanto que seis meses después de los asesinatos de los periodistas de El Comercio, alias Guacho sigue sin ser capturado pese a la búsqueda de fuerzas ecuatorianas y colombianas.
Pero, ¿cuál es el escenario delictivo en esa zona? Según las estadísticas policiales, de enero al 16 de septiembre de 2018, en la zona 1 de Ecuador conformada por Esmeraldas, Sucumbíos, Imbabura y Carchi, se han registrado 3.089 aprehensiones y la desarticulación de 138 grupos delictivos.
Al ser una zona proclive a actividades ilícitas, el control antidrogas es uno de los ejes del trabajo policial.
Según la Unidad Nacional de Antinarcóticos, en la frontera norte se han incautado 12,49 toneladas de sustancias estupefacientes. De ellas, el 61% se lo decomisó en Esmeraldas, 27% en Carchi, 7% en Sucumbíos y 5% en Imbabura. Hay 961 detenidos en 799 casos.
Pese a los controles, hay ciudadanos que viven intranquilos, especialmente en la localidad de San Lorenzo.
Karina Nazareno, moradora, dice que aún recuerda el estruendo que dejó el atentado a un cuartel policial, en enero.
Semanas atrás, el gobernador Pablo Hadathy habló que existe un incremento en los índices de seguridad y visita de turistas en la provincia. (El Universo)