Se iniciaron a los 20 años, incluso antes, en delitos menores como robo, tenencia de armas, asalto, extorsión o intimidación. Hoy tienen entre 32 y 41 años, la mayoría cumple sentencias por asesinato, delincuencia organizada o tráfico de drogas, y algunos desde prisión encabezan, según los reportes policiales, las principales agrupaciones que han llenado de masacre y terror las cárceles y de dolor, miedo e inseguridad las calles de todo el país.
Juntos acumulan 65 denuncias y 46 juicios, según los registros de la función judicial revisados por este Diario, y manejan -bajo su propia coordinación- los doce pabellones de la penitenciaría del Litoral, la más violenta y en donde se produjo el martes 28 de septiembre del 2021 la mayor masacre -con 119 asesinatos- que han visto los ecuatorianos desde el 2019.
Se trata de Benjamín Camacho, Wilmer Chavarría, William Alcívar, José Macías, Junior Roldán, Carlos Macías y Christian Mantilla. Sus nombres no son tan conocidos como sus alias o las agrupaciones que, en su orden, dirigen: alias Ben-10 (Chone Killer), Pipo (Los Lobos), Negro Willy (Tiguerones), Fito (Choneros), Junior (Los Choneros), El Diablo (Latin King) y Choclo (Los Lagartos).
Los siete provienen de la Costa ecuatoriana, de las provincias de Los Ríos, Esmeraldas, Manabí y cuatro son de Guayas. Sin embargo, han pasado por cárceles de todas las regiones, y en ellas, según los registros judiciales, han burlado el sistema penitenciario para ingresar drogas, armas y hasta equipos para su distracción, como grandes televisores, juegos de video, incluso bebidas alcohólicas. Así también, según versiones policiales, han reclutado miembros para su organización y su protección.
El hacinamiento de casi 40.000 internos en los 63 centros carcelarios, el escaso presupuesto —la mayor parte se dedica a un cuestionado servicio de alimentación—, la falta de tecnología y la corrupción interna de los reclusorios han sido cómplices del fortalecimiento de las agrupaciones delictivas. “La pelea dentro de las cárceles es por los liderazgos”, dice la perito en perfilación criminal Alexandra Mantilla.
A raíz del asesinato del líder del grupo Los Choneros, Jorge Luis Zambrano, alias Rasquiña, los mandos delincuenciales buscan ascender, con violencia, en la estructura de poder del negocio del narcotráfico.
De ahí que su guerra interna repercute en las calles del país, donde la pugna se centra en acaparar los territorios para la venta de sustancias ilícitas.
Los cabecillas de mayor peligrosidad pertenecen a Los Choneros. Ahí están alias Fito y Junior, brazos ejecutores del fallecido Rasquiña o JL. Ambos compartieron con él procesos judiciales por delincuencia organizada, delito común entre los cabecillas de las bandas.
Fito, incluso, ha sido considerado brazo logístico de alias Gerald, llamado el “Pablo Escobar ecuatoriano” y quien se encuentra preso en EE. UU.
“Me duele, porque no es un hijo, son tres hijos”, dice esmeraldeña que ha perdido dos hijos asesinados en prisión, uno en la calle y otro está preso
Las organizaciones de estos siete “narcosoldados” funcionan, según los procesos judiciales, con estructura de empresas, con un jefe, personal que deposita el dinero en cuentas o en caletas y crea compañías para legalizar las ganancias, y también tienen personal que hace el trabajo sucio, los sicarios o gatilleros, y también los llamados “comemuertos”, aquellos reclusos que por dinero se atribuyen asesinatos que no han cometido, pues las nuevas sentencias que les pueden imponer no aumentan su pena.
Alias ‘Fito’ fue brazo armado de ‘Gerald’ y compartió juicio con exlíder chonero ‘Rasquiña’
José Adolfo Macías Villamar, alias Fito, ha sido considerado por la Policía como el “brazo armado y logístico” del también manabita Washington Prado Álava, llamado el “Pablo Escobar” ecuatoriano, alias Gerald.
Fito manejaba, según los registros judiciales, una red dedicada al narcotráfico al servicio de Gerald, extraditado a Estados Unidos y quien habría acumulado cientos de millones de dólares por el envío de unas 250 toneladas de droga a ese país.
Hace más de una década, Fito ya enfrentaba procesos por tenencia ilegal de armas, delito por el que cumplió su primera sentencia. En la Fiscalía tiene catorce denuncias en su contra desde 2010, entre ellas por amenazas en Quito, por organización o financiamiento para la producción o tráfico de drogas en Manta, por asesinato en Jaramijó y Manta, delincuencia organizada en Samborondón, abuso de confianza en Guayaquil, etc.
En una de las causas judiciales contra Fito, en abril del 2017, por delincuencia organizada, también figura Gerald y la hermana de este. Fito actuaba, según las versiones policiales, “como cabeza o líder, ya que también tenía mando dentro de la organización, cuyo objeto era el envío de sustancias sujetas a fiscalización a países de Centroamérica, y que para esto utilizaban lanchas rápidas”.
En otro juicio, por asesinato, familiares de la víctima identificaron entre los agresores a Fito y a Jorge Luis Zambrano, alias Rasquiña, fallecido líder de Los Choneros. Tras la muerte de Rasquiña, en diciembre, Fito se disputa el liderazgo de la organización. Por atentar contra su vida, en febrero pasado, la Policía cree que se produjeron las muertes en las cárceles ese mes.
De 41 años y proveniente del sector El Palmar de Manta, Fito controla -desde la cárcel Regional de Guayaquil- dos pabellones de la penitenciaría del Litoral, el 12 y el 5, este último fue el pabellón atacado durante la masacre la semana pasada. Fito cumple prisión desde mayo del 2013, cuando fue recapturado luego de que cuatro meses antes escapara del Centro de Rehabilitación Social 2 La Roca. En junio pasado, un tribunal de Manabí inició el juzgamiento de tres de sus familiares por enriquecimiento privado, lavado de activos y defraudación tributaria.
‘Ben-10’ pasó de la banda de alias ‘trompudo’ en Durán a encabezar a los Chone Killer
Conocido con el alias de Ben-10, Antonio Benjamín Camacho Pacheco, de 32 años, lidera la organización Chone Killer, alineada a la banda de Los Choneros e identificada por delitos como robo, asaltos y muertes violentas. Versiones de la Policía señalaron que Camacho habría sido el mentalizador de ataques contra Los Lagartos, agrupación rival de Los Choneros. El objetivo: captar territorio para la distribución de droga en Guayaquil.
Ben-10, junto con otras 15 personas, fue detenido en diciembre. La Policía los señalaba como responsables de ocho asesinatos en Durán y Guayaquil, pero el 21 de mayo un juez dispuso su salida de la Penitenciaría del Litoral, y actualmente Camacho se encuentra libre, pero, según la Policía, manejaría el pabellón 2 de la penitenciaría del Litoral. En la Fiscalía registra cinco denuncias desde el 2011, por extorsión, asociación ilícita, tenencia ilegal de armas, delincuencia organizada y sicariato.
Con domicilio en Durán, ciudad donde también se han registrado sus denuncias, Ben-10 se ha declarado inocente de las acusaciones que enfrenta. “Yo no pertenezco a ninguna banda”, dijo en uno de los procesos por tenencia ilegal de armas en 2011, mientras que el policía que participó en su detención le refutó: “Es conocido en Durán por tantos problemas… Se dice que es de la banda del Trompudo”.
Chone Killer gana territorio en Durán tras alianzas con grandes bandas para expender droga
Con ese alias, del Trompudo, la Policía identifica a Terry, hermano de Ben-10. Terry ha sido procesado por delincuencia organizada, asociación ilícita, tenencia de armas, y actualmente cumple sentencia por asesinato.
Hace una década, según los registros judiciales, se inició el prontuario de Ben-10, quien posee instrucción secundaria y ha dicho ante los jueces que ha laborado como ayudante de albañilería. En los juicios, su nombre aparece junto a personas a las que identifica con los alias Chapulín, Bob Marley, Gato Celi, Renzo, entre otros.
Esta agrupación, según la Policía, ha llegado incluso a mostrar su armamento en las redes sociales, y dentro de su estructura contaba con sicarios, quienes recibían el pago de parte de dos mujeres que manejaban el dinero producto de la comercialización de drogas.
El ‘choclo’, quien creció en el Guasmo, maneja operaciones de los lagartos en Guayaquil
Carlos Christian Mantilla Ceballos, alias Choclo, es el tercero de cuatro hermanos. Solo él queda con vida, recluido desde el 2011 en la Penitenciaría del Litoral, en donde su hermano menor, Ricardo, fue asesinado en 2019. Otro de ellos, Fernando, (a) Loco Murdoc, murió hace más de diez años; y el mayor, Geovanni, alias Gorras y quien estuvo preso en España por ser cómplice de un líder de los Latin King (Eric Velastegui) en un robo y violación, falleció por COVID-19, el año pasado.
Detrás de los muros de la cárcel, este guayaquileño de 33 años quedó al mando de la banda narcocriminal Los Lagartos, que según la Policía se dedica al tráfico de droga en el Guasmo y era aliada del Cubano, cuyo cabecilla fue asesinado y a quien dijo no conocer, en un proceso penal. Los Lagartos son aliados de los Latin King, agrupación que -según la Policía- tendría el control de los pabellones 1, 4 y 12 de la penitenciaría del Litoral.
Desde el sector conocido como “ciudad perdida” (Guasmo), al pie del estero, Los Lagartos sacarían la droga para cargarla en buques, según una investigación policial.
Hace un año se detectaron las primeras construcciones en Ciudad Perdida, donde banda Los Lagartos habría financiado relleno en manglar
El Choclo, quien en 2012 fue sentenciado a 25 años de prisión por el asesinato de un hombre en su barrio (en la coop. Río Guayas del Guasmo Norte), fue vinculado este año en el homicidio del presentador Efraín Ruales, luego de que uno de los dos detenidos, que serían parte de Los Lagartos, confesara que la orden de sicariato salió desde la cárcel.
Mantilla también fue condenado en 2014 a un año de reclusión por extorsionar a las familias de los presos para darles ‘seguridad’ a cambio de dinero; y en 2018, tras admitir su participación en el proceso judicial, fue sentenciado a 50 meses de prisión por el delito de delincuencia organizada. Él conseguía, según la policía, las sustancias ilícitas.
También habría participado en otras muertes violentas. En 2008, el padre de una menor de 16 años lo identificó como el “amigo de la familia” que disparó a su hija, mientras compraban en una tienda de la cooperativa Dios da para todo, del Guasmo Norte, sector donde creció El Choclo.
Chonero ‘Junior’ acumula 28 denuncias; a los 22 años fue sentenciado por asesinato
Cuando tenía 22 años, Junior Alexander Roldán Paredes, alias Junior (Jr), recibió la primera sentencia en su largo registro de procesos judiciales en el país. Se lo acusó de matar a una mujer con tres disparos: en la mano, brazo y tórax, en 2007. Por ese delito de asesinato fue sentenciado a 25 años de prisión.
Pero no es la única causa. Junior tiene 28 denuncias en su contra, presentadas en la Fiscalía de Guayaquil, trece de ellas por asesinato en El Triunfo, Yaguachi y Pallatanga, mientras que en Cuenca y Guayaquil ha sido denunciado por intimidación, ingreso de artículos prohibidos a los centros privados de libertad, daño a bien ajeno, entre otros.
“Es cabecilla de la banda, él ordena la ejecución de delitos. Lo acuso en calidad de autor del delito de delincuencia y sugiero la pena de 5 años”, dijo un fiscal.
Hoy de 36 años, y desde la cárcel Regional de Guayaquil, Junior busca dirigir la agrupación delictiva Los Choneros, luego de que el líder principal, Jorge Luis Zambrano, alias Rasquiña, fuera asesinado en diciembre pasado.
En 2016, Junior fue sentenciado junto con Rasquiña a dos meses de prisión por el delito de daño a bien ajeno. En el resumen judicial consta que ambos “estaban golpeando con un objeto metálico las cámaras que se encontraban en el interior de sus habitaciones” en el centro de privación de libertad donde se encuentran recluidos.
“No he dañado nada. Yo estaba en mi celda cuando el perito fue a hacer el reconocimiento del lugar y vieron que la cámara estaba intacta. Nosotros tapamos las cámaras para que alguien se acerque, ya que teníamos tres meses aislados”, se defendió Junior en la causa judicial.
Junior, guayaquileño y quien se ha presentado ante los jueces como comerciante, disputa con José Macías, alias Fito, el liderazgo de Los Choneros. Junior controlaría los pabellones 3, 6 y 7 de la penitenciaría del Litoral. En 2015, el exministro José Serrano declaró en Twitter que Junior “ordenó asesinar a más de 32 personas por retaliaciones por tráfico de drogas”.
Alias ‘Negro Willy’ fue agente de seguridad en cárceles, hoy comanda a los Tiguerones
De guía penitenciario a cabecilla de una agrupación delictiva. William Joffre Alcívar Bautista, esmeraldeño de 32 años, cruzó la línea de la ley luego de tres años de haber sido contratado como servidor público de apoyo 2 en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos en mayo de 2012.
Hoy encabeza la banda de Los Tiguerones, exaliada de Los Choneros, organización con la que se disputa los territorios para introducir drogas en Guayaquil y que maneja, según la Policía, el pabellón 8 de la Penitenciaría del Litoral. Este pabellón, junto al 9, donde operan los Lobos, atacaron el pabellón 5 donde se dio la masacre el martes de la semana pasada.
También llamado con el alias Negro Willy, Alcívar Bautista registra tres denuncias en la Fiscalía, todas en Guayaquil y por intimidación, en los años 2016, 2017 y 2018. En esta ciudad, Alcívar Bautista ejerció la función pública como guía penitenciario en la cárcel regional 8.
Según los registros judiciales, en 2015 se le inició una investigación en la que ha sido llamado a juicio por el delito de asociación ilícita, por la introducción de droga a esa cárcel.
“Yo actualmente trabajo en el Centro de Rehabilitación de Varones n.º 1 del Guayas, ocupo el cargo de agente penitenciario”, declaró Alcívar dentro de ese proceso en 2018. En ese centro carcelario, en la Penitenciaría del Litoral, su hermano Luis Ernesto Alcívar Bautista, alias Puya, también integrante de Los Tiguerones, cumplía una pena por asesinato, pero en mayo de 2019 se fugó de la cárcel junto a otros dos reos de la misma banda.
Casado y con domicilio en Guayaquil, en la parroquia Pascuales, el Negro Willy, según los reportes oficiales, laboró para el Servicio Nacional de Atención Integral (SNAI) hasta julio del 2019. Actualmente no registra dependencia en el sector público. Su hermano, Álex, quien cumple sentencia por delincuencia organizada, también fue guía penitenciario.
‘Pipo’ pasó de una pandilla que asaltaba en Cuenca a liderar a Los Lobos desde la cárcel
Hace catorce años, cuando tenía 21, Wilmer Geovanny Chavarría Barre, alias Pipo, ya era vinculado por la Policía como parte de una pandilla que cometía robos de portátiles, cámaras, celulares, en locales del centro de Cuenca.
A esta ciudad, Pipo llegó de la Costa “para vivir un poquito mejor”, cuenta su pareja en una de la docena de causas investigadas por robo, lesiones, intimidación y asalto con muerte. En 2010, en un atraco al Banco del Austro, estaba vestido de terno y llevaba un portafolio, del que sacó una metralleta para amedrentar a los empleados, según los testimonios del personal del banco.
Al escapar, en la persecución, tres personas fallecieron: dos de sus cómplices y un hombre inocente. Por este hecho, en el que aceptó su participación “porque estaba mal económicamente”, fue sentenciado a 16 años de prisión. Pero solo cumplió la mitad de la pena, en el centro de rehabilitación de Turi, desde donde —según la Policía— lideraba a Los Lobos, grupo criminal que hasta inicios de este año era cercano a Los Choneros, liderado por JL o Rasquiña, asesinado en diciembre del 2020.
La lealtad de Los Lobos se mantuvo pese a que Chavarría habría sido amenazado de muerte por JL, según un informe de Derechos Humanos del 2015. Al año siguiente, Pipo fue apuñalado en el patio del pabellón máxima B de la cárcel; y en octubre de 2018, según el proceso, obtuvo la “prelibertad” por cumplir un poco más de la mitad de su condena (ocho años y tres meses), por no haber cometido faltas graves en prisión y por haber cumplido con actividades educativas, culturales y deportivas.
A sus 35 años, Pipo está libre, pero su agrupación manejaría -según la Policía- el pabellón 9 de la Penitenciaría. Actualmente, se presenta, por concesión judicial, una vez al mes en el centro de rehabilitación de Quito, ciudad donde en 2019 indicó que residía y trabajaba. (Tomado de: Noticias por el Mundo)