El arquitecto mexicano Juan Carlos Baumgartner, fundador del estudio Space que ha diseñado espacios de trabajo para empresas como Google, promueve la idea del «diseño para la felicidad» y defiende que las oficinas deben estar preparadas para que sus empleados se relacionen y «sean felices».
Baumgartner ha destacado en una entrevista que mientras los seres humanos tienen una «naturaleza social», los espacios de trabajo no están pensados para que los trabajadores se relacionen «todo lo que necesitarían para ser felices».
«Estamos empezando a casi obligar a los empleados a trabajar en espacios en los que socialicen, contra la idea tradicional de que al trabajo no vienes a hacer amigos, ha señalado el arquitecto mexicano.
El estudio Space ha realizado diseños de oficinas en México para Google, Red Bull, Bridgestone, BASF, Santillana, Kantar, Nokia, Lenovo o Ernst & Young y ha diseñado el interior de parte de la Terminal 2 del Aeropuerto de Ciudad de México.
El concepto de «diseño para la felicidad» surge de la preocupación de Baumgartner por un contexto social que no ayuda a alcanzarla, según ha explicado tras participar en la conferencia ‘Workplace Design Conference’ organizada por la empresa 3G Smart Group, empresa con la que trabaja en España.
«No hemos logrado construir un sistema económico que ayude a la gente a ser feliz, ni tampoco un sistema educativo que lo haga. La mayoría de los sistemas que hemos creado no ayudan a las personas a ser felices», ha señalado.
Bajo su punto de vista, la arquitectura y el diseño puede «hacer mucho para ayudar a las personas a ser felices».
Por ello, junto a universidades estadounidenses y europeas está investigando como funciona el pensamiento humano para aplicarlo al diseño.
Lo que propone este diseñador mexicano es identificar las trampas cognitivas que provocan que las personas no sean felices y diseñar espacios que eviten esas trampas, para que conviertan las experiencias felices en memoria.
«Hacemos mucho diseño corporativo y también espacios para educación. En educación es aún más contundente, porque si logras hacer un espacio que genere buenas memorias, tienes gente con mejores estudios, con más herramientas. El impacto es impresionante», ha asegurado.
Un ejemplo de estos mecanismos mentales es bien conocido por el cine, el teatro o la literatura: que los seres humanos dan más peso a los finales que a los principios.
Esto lleva a Baumgartner a preguntarse si se pueden diseñar espacios o procesos educativos en los que se ponga más énfasis en la parte final.
«Si entendemos que el ser humano le da más peso al final que al principio, podemos diseñar experiencias que carguen lo emocional al final», ha razonado.
El diseñador mexicano también plantea aplicar sus ideas a otros negocios, como la restauración, lo que le ha llevado a plantear si en un restaurante se debe cobrar al principio en lugar de al final.
«¿Por qué la última parte de tu experiencia en un restaurante tiene que ser pagar cuando es la parte menos interesante de ir a cenar?», se ha preguntado el diseñador. (20Minutos.es)