Atacames: Sol, mar y… ¡clonazepam! En este paraíso costero del sur de Esmeraldas, una red criminal dedicada a drogar a turistas con clonazepam fue desarticulada. La banda adormecía a sus víctimas cal estilo ‘dulces sueños’ para luego robarles sin piedad.
La operación Cero Impunidad de la Policía Nacional fue la encargada de desmantelar esta organización delictiva, tras cuatro meses de exhaustivas investigaciones.
Las tres mujeres de esta organización, que no lucían precisamente como modelos de pasarela, tenían un modus operandi tan simple como efectivo: se acercaban a los turistas ‘boquiabiertos’ que buscaban farrear, les sonreían y con trago en mano, comenzaban a conversarles hasta que en ‘voz baja’ les metían el compuesto químico.
Cuando fueron capturadas, las mujeres exhibían expresiones serias y vacías. Sin embargo, durante sus fechorías, el carisma debió ser su principal herramienta de engaño, dada la poca gracia de las señoras.
¿Qué efecto tiene el clonazepam en el cerebro?
El farmacéutico Juan Verduga explica a EXTRA que el clonazepam «se usa comúnmente para tratar trastornos de ansiedad, ataques de pánico y convulsiones», pero destaca que este medicamento deprime el sistema nervioso central, provocando somnolencia, relajación muscular y, en dosis altas, sedación profunda e incluso amnesia temporal.
Combinado con alcohol, el clonazepam resultaba letal para las víctimas, quienes perdían el conocimiento y se despertaban horas después sin recordar nada y hasta sin medias.
Carlos (nombre protegido), un turista quiteño de 32 años, relata su experiencia: «Estaba disfrutando la noche con unos amigos cuando conocí a una chica muy amable. Me ofreció una bebida y, después de eso, todo se volvió borroso. Desperté en mi hotel sin mi billetera, mi celular y con un fuerte dolor de cabeza».
Y es que no solo cogían de ‘pato’ a los hombres. María (nombre protegido), otra afectada, cuenta: «Pensé que había encontrado una buena compañía para la noche, pero tras unos tragos, no recuerdo nada. Desperté en la playa, sin mi bolso ni mi cámara.»
La caída de esta banda comenzó con la identificación de sus miembros clave: Hernán C., alias «Turbo», con un extenso historial delictivo; Mónica Elizabeth C., con varias detenciones por robo; Susan Nathaly S. y Ana Jenny P., sin antecedentes previos pero con un papel crucial en la operación. Patricio Jorge M. también formaba parte de este entramado, cada uno con un rol específico, desde la logística hasta la ejecución y distracción.
Durante la operación, se incautaron elementos vitales para sus actividades: un vehículo negro, nueve teléfonos móviles, 23 pastillas de clonazepam, una botella de licor y diversas prendas de vestir, todos utilizados para perpetrar sus delitos.
Según el teniente coronel Diego Velastegui, comandante de la subzona 8 Esmeraldas, el epicentro de sus operaciones se encontraba en el Distrito Metropolitano de Quito (DMQ), desde donde planificaban y ejecutaban sus actividades en varias provincias del país.
“Fueron cuatro meses de investigaciones que nos permitieron capturar a esta banda de cinco integrantes. La detención se realizó en Atacames, donde operaban aprovechando la gran afluencia de turistas durante las vacaciones en la Sierra», explicó Velastegui.