En una promesa que busca revitalizar la economía y el desarrollo de la región de Manabí, la candidata presidencial Luisa González, del movimiento Revolución Ciudadana (RC5), ha asegurado que, de ser electa el 9 de febrero, retomará la construcción de la Refinería del Pacífico. Este proyecto se concibe como una pieza clave para garantizar el abastecimiento nacional de derivados del petróleo y reducir la dependación de importaciones que actualmente cuestan al país miles de millones de dólares.
Durante una entrevista en Radio Capital 105.7 FM, González subrayó la importancia estratégica de la refinería, no solo como una solución para la economía sino también como un medio para combatir la migración, el desempleo y la pobreza en Ecuador. «La refinería del Pacífico, yo sigo con eso, es nuestro recurso… podemos tener aquí en Manabí la refinería, como una gran empresa generadora de los derivados del petróleo», declaró González, resaltando las capacidades productivas que podrían derivarse de un complejo petroquímico de tal magnitud.
La candidata criticó la falta de voluntad política de administraciones anteriores para avanzar en este proyecto, que considera vital para el desarrollo de Manabí y de Ecuador en general. «La gasolina la podemos procesar aquí, sería el complejo más grande de Latinoamérica», añadió, explicando que la refinería no solo produciría combustibles sino también productos como urea y plásticos, fomentando así una industria petroquímica robusta en la región.
González también abordó el tema de la politización del proyecto, afirmando que la oposición política al mismo ha sido motivada por un «odio» hacia Manabí, una provincia que ha sido un bastión de apoyo para la Revolución Ciudadana. «Lo tiraron abajo por odio, por odio político, por odio a Manabí», comentó, convocando a una unidad nacional más allá de las diferencias políticas para enfrentar desafíos comunes como la pobreza, la violencia y el desempleo.
La promesa de González de retomar la construcción de la Refinería del Pacífico es vista por muchos como una oportunidad para impulsar un desarrollo económico sostenido y la estabilidad social en Ecuador, aunque también genera debates sobre la viabilidad económica y ambiental de tal proyecto en la actualidad.