Yuliana Marín/El Diario.- La mayor afectación a lo largo del malecón se registró el pasado 31 de marzo. Según el Inocar, el impacto de las fases de oleaje y aguaje se sintió hasta el 2 de abril en al menos 20 playas del perfil costero. La dirección de Riesgos del Municipio de Portoviejo identificó cinco socavones “críticos” en aceras y vías de hasta ocho metros de largo; mientras que, desde el GAD Parroquial de Crucita se informó sobre 20 socavones en total, la mayoría de impacto medio a leve.
En el transcurso de la semana, personal de Municipio de Portoviejo y de la Prefectura de Manabí se encargaron de la limpieza y remoción de piedras escolleras y escombros; sin embargo, a quienes viven del turismo les preocupa que el estado del malecón sea otro “golpe” para su bolsillo.
Es que este feriado del 18 de abril es uno de los más esperados del primer semestre del año. Ese día se recuerda el Viernes Santo, parte de la tradicional cuaresma cristiana y que se une con el fin de semana de Sábado de Gloria y Domingo de Resurrección de Jesús. Este asueto es uno de los once obligatorios estipulados en el calendario nacional según la Ley de Feriados.
Incertidumbre en el sector hotelero y gastronómico
David Reece, propietario del Hostal y Restaurante El Viejo y el Mar, reportó que el fin de semana posterior a las alertas de aguaje y oleaje, emitidas el viernes y lunes respectivamente, su negocio tuvo cero huéspedes y pocos comensales, a pesar de estar en temporada alta.
El empresario señaló que el malecón, culminado apenas en diciembre del 2024, presenta fracturas peligrosas que, por la magnitud de los daños, cree que no podrán repararse en dos semanas, cuando llegue el asueto de Semana Santa. “Estamos en plena temporada, pero nadie nos dice nada”, afirmó Reece. Al igual que sus vecinos, teme que la situación empeore durante el feriado, ya que los daños y la inseguridad en la circulación vehicular podrían disuadir a los turistas, afectando aún más la economía local.
Pamela Giler, dueña de una panadería frente a un tramo crítico, indicó que el agua ingresó a su local, algo que no ocurrió ni en el feriado de enero, y que su clientela se redujo un 50%. “La gente no ha venido, hoy está bajo”, afirmó. Algo similar ocurre en el restaurante de María José Espinoza, quien confirmó que las ventas disminuyeron casi un 70% desde el domingo pasado.
Crucita es una de las playas más vulnerables
Roberto Briones, director de Riesgos del Municipio de Portoviejo, destacó que Crucita es una de las playas con mayor vulnerabilidad por erosión en Ecuador. De los 500 metros de playa que tenía hace décadas, queda muy poco. Briones explicó que muchas construcciones se realizaron en áreas ahora consideradas de alto riesgo, y que la dinámica costera ha cambiado. Actualmente, no se otorgan permisos para nuevas edificaciones en esas zonas.
Pero este no es el primer impacto fuerte del año que recibe el malecón de Crucita. En el feriado de Año Nuevo y la primera semana de enero también hubo severas afectaciones. El impacto de las olas destruyó los coloridos balcones donde los dueños de restaurantes recibían a los turistas. Además, se registraron más de 200 familias afectadas y cerca embarcaciones pesqueras con daños. Briones detalló que, si bien a corto plazo la zona puede ser intervenida con colocación de piedra escollera para reforzar el malecón, a largo plazo el objetivo es construir un muro de espigones. La obra está valorado en casi $30 millones. Pero para esto se requiere la articulación entre el gobierno central, el gobierno local y otras instituciones, indicó. El estudio para esta obra ya está listo, pero los recursos son limitados.
Diana Castro, presidenta del GAD Parroquial de Crucita, coincidió en que un espigón o rompeolas es la solución definitiva para recuperar la playa en todos los tramos del malecón, intervenido el año pasado por la Prefectura de Manabí. La inversión superó los $1.3 millones. La ampliación y mejoramiento contempla un tramo de 2,5 kilómetros del malecón. La obra, que incluyó asfaltado, protección con piedra escollera, aceras y bordillos, aún no ha sido entregada por el contratista, por lo que, tras los recientes daños, se ejecutan las garantías.
Se analiza un festival para Semana Santa en Crucita
Mientras la preocupación persiste, se analiza la ejecución de un festival para el feriado de Semana Santa. “La Alcaldía planea un festival en Los Arenales para fomentar el turismo, pero Gestión de Riesgos debe evaluar la circulación vehicular para evitar daños”, explicó Castro. Aunque los aguajes son recurrentes, su intensidad ha aumentado, y la comunidad espera que estas acciones mitiguen el impacto en un balneario clave para la economía local.
Un capítulo aparte en Crucita es la falta de un muelle funcional, pese a las promesas de culminación de la Facilidad Pesquera. Una situación que, a decir de Mejía, deja a los pescadores sin un lugar seguro para sus lanchas. Rogelio Mejía, dirigente del sector, pidió al alcalde, al prefecto y al gobernador que atiendan esta emergencia. Indicó que no sólo afecta al turismo, sino también a la pesca artesanal de la que dependen cerca de 5 mil pescadores.
En Balsamaragua, un sector ubicado en la parte sur del malecón, las olas destruyeron el área de protección de las lanchas y herramientas. Sólo entre domingo y martes, al menos 50 embarcaciones quedaron varadas en esa zona. “El mar recupera lo suyo; necesitamos un muro con piedras escolleras bien puestas”, insistió. Mientras, la comunidad espera una solución urgente ante un aguaje que ha expuesto la vulnerabilidad de Crucita frente a la naturaleza.