LAMENTABLE | Policía de la Unase desaparece. Se presume que es una represalia de alguna banda

Han pasado 12 días desde que se perdió el rastro de Julio Alexander Gaibor Garófalo, un joven agente de 25 años de la Unidad Nacional Antisecuestros (Unase). Su última ubicación conocida fue en el cantón General Villamil (Playas), provincia del Guayas, donde, según reportes oficiales, no se encontraba en una misión policial, sino atendiendo “temas personales”.

La desaparición ocurrió el viernes 20 de junio, un día después de un operativo antidrogas desarrollado por Policía y Fuerzas Armadas en los barrios Tiwintza y Aguas Verdes, donde fue desmantelado un laboratorio de procesamiento de estupefacientes supuestamente vinculado a la banda criminal Los Silenciosos. El rumor de una posible represalia no tardó en circular.

Sin embargo, su padre, Julio Armando Gaibor, sostiene que su hijo no participó en ese operativo. Lo que sí confirma es que ese viernes, Julio se adentró en el barrio Tiwintza (una zona considerada de alta peligrosidad), aparentemente en medio de una investigación policial.

El teniente coronel Gem Villacís, jefe del distrito Playas, coincide en que Gaibor se dirigió a esa zona aquella noche, pero aclara que no lo hizo como parte de un procedimiento policial. “Salió con dos compañeros a merendar al centro del cantón. Les dijo que se quedaría un rato más para encontrarse con un ‘amigo’. Desde entonces, no supimos más de él. Estaba haciendo asuntos personales”, señala.

Las investigaciones revelaron que Julio se reunió con un hombre con quien había hecho amistad días antes. “Lo último que podemos confirmar es que el compañero fue al sector de Tiwintza en una tricimoto, acompañado de un ciudadano venezolano. Es allí donde se pierde su rastro. Pero lo que sí sabemos es que nuestro compañero fue llevado por bandas de delincuencia organizada. Fue secuestrado”, asevera Villacís.

Tanto el conductor de la mototaxi como el ciudadano extranjero han rendido sus versiones. Ambos coinciden en sus testimonios y en la descripción de la ropa que vestía Julio esa noche. A pesar de ello, las investigaciones no han arrojado resultados concretos.

Don Julio, un maestro rural, ha dejado temporalmente su trabajo para volcarse por completo en la búsqueda, acompañado de su esposa. Su súplica es clara: “Pedimos a la Policía y al Ministerio del Interior que no nos dejen solos”.

El teniente coronel Villacís afirma que las labores de búsqueda comenzaron desde el primer día y admite que el caso lo ha marcado profundamente.

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