Con 33 años y una trayectoria que la ha convertido en un ícono, Gigi no solo nos habla de goles, sino de la pasión, la perseverancia y el poder de romper barreras en un mundo que antes no creía en el fútbol femenino. ¡Prepárate para conocer a la mujer detrás de la leyenda!
Nacida el 19 de marzo de 1992 en Santa María, la Manga del Cura (Manabí) , Ligia Moreira, cariñosamente conocida como Gigi, siempre tuvo un balón como su mejor amigo.
Desde su infancia, “recuerdo siempre estar detrás de un balón, siempre jugar con amigos, siempre llenar el patio de mi casa con muchísimos amigos que siempre iban a compartir conmigo y que era una de las pocas niñas que siempre estaba jugando fútbol alrededor de un montón de hombres”.
Aunque coqueteó con el atletismo y el básquet, el fútbol la conquistó por completo a los 12 años, convirtiéndose en “uno de los sueños que siempre quise alcanzar desde que era muy muy pequeña”. Gigi cree que “nací con ese amor por el fútbol, por el deporte en general en principio”.
Su ascenso a la selección ecuatoriana fue meteórico. A los 14 años, mientras representaba a Los Ríos en un torneo nacional, el entonces entrenador Garístu Piñan la descubrió.

Una llamada en pleno carnaval cambió su vida: “en pleno carnaval le llamaron para que vaya a una concentración”. Gigi, con apenas 14 años y poca experiencia fuera de su ciudad, se enfrentaba a la posibilidad de participar en los Panamericanos Río 2007.
Fue un salto al vacío lleno de miedos, pero también de una ilusión desbordante: “tuve muchísimas dudas, apenas tenía 14 años, no había salido mucho a la ciudad, no tenía mucha experiencia a nivel futbolístico, pero me llenaba de muchísima ilusión y fui a afrontar con muchísimo miedo todo lo que se me venía por delante, pero con muchas ganas e ilusión”.
Pero el camino no estuvo exento de desafíos. Al inicio, la brecha entre el fútbol amateur y el profesional era abismal: “no había una Superliga, no había un torneo profesional en el cual yo podría estar entrenando constantemente con mi club, simplemente entrenaba de forma amateur”.

Sin embargo, la barrera más grande que ha superado Gigi es la de la percepción social: “el fútbol femenino no era bien visto, las mujeres no veían bien que jugáramos y realmente creo que ha sido una de las barreras más grandes que me ha tocado superar a lo largo de mi carrera deportiva”.
Le llegaron a decir que el fútbol “no te va a dar de comer” y que “es para hombres” , frases que la hicieron dudar hasta los 25 años entre su carrera de periodismo y el deporte que ama.
Afortunadamente, el panorama está cambiando. Gigi reconoce un crecimiento “bastante importante en el fútbol femenino ecuatoriano” , aunque siempre insiste en que “siempre se puede hacer algo más y ahora se puede hacer algo más”.

Destaca la necesidad de “seguir trabajando por el fútbol femenino, podemos aprovechar las oportunidades que se están abriendo para el fútbol femenino, podemos aprovechar el auge, el gran crecimiento de las futbolistas dentro del tema de las bases y todo lo demás para seguir creciendo en el fútbol femenino en general”.
Como una de las seleccionadas que vivió la experiencia mundialista, Gigi recuerda “mucha ilusión, mucha entrega, mucho trabajo” del equipo. Aunque la realidad en el Mundial les mostró la diferencia con las potencias mundiales, también les dejó una valiosa lección: “entendimos que había muchas cosas que cambiar, muchas cosas que hacer para poder llegar en un momento a un mundial y competir con ellas de tú a tú”.
Ahora, con Ecuador como anfitriona de la próxima Copa América, Gigi y la selección se preparan con enormes expectativas. El objetivo es claro: “nosotros nos estamos planteando objetivos muy grandes” para “conseguir algo que no se ha conseguido nunca en Ecuador, que obviamente son las Olimpiadas”.
Como capitana, su mensaje es la unión, el trabajo constante y la entrega total en cada partido: “hay que trabajar juntas, que hay que entender que al final (…) simplemente seguir creyendo, seguir trabajando, seguir siendo constantes”. Y en la cancha, “simplemente transmitir el mensaje de estar juntas, de comprometernos una con la otra y simplemente defender estos colores”.
A nivel personal, Gigi sigue vibrando con el fútbol: “realmente el fútbol me sigue apasionando desde el primer momento que pude formar parte de la selección ecuatoriana de fútbol, que fui con muchísima ilusión.

Todavía me sigue llenando vestir estos colores, vestir esta camiseta”. Sus sueños no tienen límites: “aspiro, por ejemplo ahora acabo de cerrar con un club que está en segunda categoría en España y obviamente mis aspiraciones allá es ascender, afianzarme en el equipo y ascender obviamente para jugar primera en España” , un sueño pendiente.
Si regresa a Ecuador, “sigo con la ilusión de regresar a jugar la Superliga, que no he tenido la oportunidad de hacerlo, pero quiero hacerlo y obviamente jugar una nueva Copa Libertadores”.
Y por supuesto, con la selección, el gran anhelo es lograr la clasificación a las Olimpiadas: “me encantaría, me encantaría y sueño y deseo y estoy trabajando y estamos trabajando para meternos en unas Olimpiadas que en Ecuador todavía no se ha conseguido”.

Cuando se le pregunta qué le diría a esa pequeña Gigi que soñaba con ser futbolista en tiempos difíciles, su respuesta es contundente: “que no se rinda, en principio, que no se rinda porque en el camino tuvo muchas trabas, tuvo muchos inconvenientes, muchas personas que eligieron. Gigi, ¿sabes qué? Esto no es para ti”.
Y añade: “decirle a esa Gigi que no se rinda, que siga creyendo y que siga confiando en cada una de las decisiones que toma en el camino profesional que va a seguir”.
Ser la capitana de la Selección de Ecuador es para Gigi “mucho orgullo, pero también muchísima responsabilidad”. Sabe que es un ejemplo a seguir para muchas niñas que la observan y sueñan con emularla.
Su meta es seguir abriendo puertas y que, en el futuro, alguien la vea como la buena capitana y líder que fue: “quiero que cuando las demás chicas (…) sigan portando a la banda de capitán, me vean tal vez como un ejemplo a seguir, o tal vez quieran decir, Gigi fue una buena capitana, Gigi fue una buena líder de esa selección”.

Así como ella se inspiró en Lorena Aguilar: “yo puedo decir, Lorena Aguilar, que fue mi referente muchísimo tiempo, era la capitana que yo quería ser y me fijé mucho en ella”. Y sueña: “quiero que en algún momento alguien diga, yo quiero ser una capitana como lo fue Gigi”.
Gigi Moreira no es solo una futbolista; es una fuerza imparable que demuestra que con pasión, dedicación y una fe inquebrantable, cualquier sueño es posible. ¡Una verdadera #NuevaMujerEcuador que nos inspira a todas a patear los obstáculos y alcanzar nuestras propias metas!