Donald Trump suspende su reunión con Kim Jong-un

Donald Trump ha cancelado la histórica cumbre que iba a celebrar con el dictador norocoreano Kim Jong-un en Singapur el 12 de junio. En una carta dirigida a Kim, Trump afirma que el encuentro no puede realizarse «tremenda furia y abierta hostilidad» que ha mostrado Kim «en su última declaración», aunque no especifica cuál ha sido ésta.

El anuncio ha llegado justo el mismo día en el que Corea del Norte ha destruido su centro de tests de armas nucleares.

Las razones de la súbita cancelación de la cumbre no parecen claras. EEUU quiere que Corea del Norte renuncie a las armas nucleares, pero no ha planteado eso como un requisito para el encuentro.

Trump habló anteayer de «ciertas condiciones que queremos» como paso previo a la reunión, y añadió que, si Kim Jong-un no accede a ellas, «no habrá encuentro», pero no explicó de qué se trata.

Políticamente, la decisión de Trump es un golpe para el Partido Republicano, que esperaba capitalizar la cumbre de cara a las elecciones legislativas de noviembre, en las que puede perder el control de una de las cámaras del Congreso de EEUU frente a la oposición demócrata.

También es un fracaso -otro más- del Departamento de Estado, ahora bajo la dirección del ex director de la CIA, Mike Pompeo, que había dirigido el acercamiento a Pyongyang. El mayor vencedor aparente es John Bolton, el consejero de Seguridad Nacional del presidente, que siempre se ha opuesto a cualquier acercamiento a Corea del Norte.

A nivel internacional, la decisión de Trump es una catástrofe para el presidente de Corea del Sur, Moom Jae-in, que es quien más capital político ha invertido en el deshielo entre las dos Coreas. Moon se reunió el martes con Trump en la Casa Blanca, en una cumbre destinada a preparar la de Singapur.

La decisión de Trump parece una muestra más de la tendencia del presidente de EEUU a basar su política en sus relaciones personales. La Casa Blanca estaba preparándose para el encuentro, hasta el punto de que había incluso emitido medallas conmemorativas en las que aparecía la efigie de Trump y la de Kim, junto a sus cargos respectivos: presidente de Estados Unidos y Líder Supremo.

En las últimas semanas, Trump ha elogiado a Kim, al que ha calificado como «muy honorable», y le ha ofrecido todo tipo de garantías de ayuda económica y no injerencia en sus asuntos internos en el caso de que accediera a renunciar a las armas nucleares.

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