Las malas noticias se procesan mejor cuando se somete a las personas a un cierto nivel de estrés, según los resultados de un experimento realizado por investigadores de la Universidad de Princeton (Estados Unidos) y la Universidad College de Londres (Reino Unido).
De acuerdo con los hallazgos de estos científicos, la amenaza rompe la tendencial habitual de aceptar fácilmente las buenas noticias sobre las malas. Así, proporcionan un mecanismo potencial por el cual los niveles de optimismo se adaptan a la seguridad o al peligro.
«En general, la gente tiende a ser demasiado optimista. Lo opuesto se da en cierto en afecciones psiquiátricas como la depresión, en la que algunos pacientes valoran más la información negativa», explican los investigadores. Neil Garrett, Tali Sharot y sus colegas ahora muestran que la capacidad de cambiar entre estos dos patrones puede ser una respuesta saludable y adaptativa a las demandas ambientales.
Los investigadores indujeron estrés en un experimento de laboratorio controlado diciéndoles a los participantes que necesitarían dar un discurso sorpresa en público. Luego les pidieron que estimaran la probabilidad de experimentar 40 eventos adversos diferentes en su vida, como estar involucrados en un accidente automovilístico o ser víctimas de un fraude.
Tras esto, se dieron buenas noticias a los participantes (se les dijo que su probabilidad de experimentar estos eventos era menor de lo que habían estimado) o se les informó de malas noticias (que esta probabilidad en realidad era más alta). Después pidieron a los participantes que proporcionaran nuevas estimaciones.
El grupo de control mostró el conocido como ‘sesgo de optimismo’, una tendencia a prestar más atención a las buenas noticias en comparación con las malas noticias. Por el contrario, los participantes estresados no mostraron ese sesgo y se volvieron mejores en el procesamiento de las malas noticias.
Los investigadores obtuvieron resultados similares en un estudio con los bomberos de Colorado (Estados Unidos), que naturalmente experimentan períodos fluctuantes de estrés como parte de su trabajo. (El Universo)