El presidente de EE.UU., Donald Trump, está «totalmente harto» de China y cree que Pekín busca «castigarlo políticamente», revelan varios funcionarios y expertos consultados por The Washington Post.
- Este viernes Trump vinculó la cancelación de la visita del secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, a Corea del Norte, con la actitud de China porque —según él— no «ayuda al proceso de la desnuclearización» debido a la disputa comercial entre ambos países.
- El presidente agregó que Pompeo «espera ir a Corea del Norte en un futuro próximo, lo más probable, cuando la disputa comercial con China se resuelva».
«Frustración y vulnerabilidad»
«En el nivel más básico, esta es una lucha por la influencia clásica con Corea del Norte y con China», comenta al respecto Evan Medeiros, quien se desempeñó como director para Asia en el Consejo de Seguridad Nacional en la Administración Obama.
«El problema es que Pekín y Pionyang están al tanto de este juego», y probablemente «lo vean más como un signo de frustración y vulnerabilidad», agrega el analista.
«Totalmente harto de China»
Por otro lado, según las fuentes de The Washington Post, el mandatario norteamericano ha dicho a sus asesores que cree que Pekín está tratando de castigarlo políticamente antes de las elecciones de medio término en EE.UU. En particular, citó los aranceles que promulgó Pekín sobre productos agrícolas producidos en los estados que votaron por Trump en las elecciones de 2016.
El presidente llegó a decir en un momento que estaba «totalmente harto» de China, desveló un alto funcionario de la Administración. Según el mismo, Trump se ha quejado también con los asesores de que los anteriores presidentes de EE.UU. no hicieron lo suficiente sobre las prácticas comerciales de China y que quiere hacer historia y cambiarlas.
«¿Qué ha conseguido Trump?»
Según los analistas, la estrategia de Trump parece destinada a utilizar la amenaza de la guerra comercial para convencer al presidente chino, Xi Jinping, de que use cualquier influencia que tenga sobre Kim Jong-un para ganar concesiones importantes para Washington.
Sin embargo, los expertos revelan que Pekín, aunque alarmado por la creciente hostilidad con Washington, ha aprovechado la táctica de Trump en Corea del Norte para su propio beneficio, mejorando sus relaciones con Pionyang.
«China ha obtenido mucho de lo que quiere en la cambiante situación en la península coreana», asegura Bonnie Glaser, analista especializado en China del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. «¿Qué ha conseguido Trump de eso? Un trato en Singapur… sin línea de tiempo, sin hoja de ruta y realmente sin definición de lo que significa la desnuclearización«, concluye.