Manabí entre las provincias con más alto índice de suicidios

En agosto, en una vivienda del norte de Quito, Ana y Pedro (nombres protegidos) discutían airadamente. Para protegerse de alguna agresión, la mujer llamó a la Policía y cuando esta llegó el hombre sacó un cuchillo y se hirió los brazos como si intentara terminar con su vida.

Los agentes detuvieron a Pedro y lo llevaron a la Unidad de Flagrancia, ubicada en el norte de la capital. Ahí se percataron de otras cicatrices de cortaduras anteriores.

La fiscal Verónica Murgueitio recordó que en su despacho tiene un alto índice de casos de suicidios. Cada ocho días, de 10 de muertes, seis son por causa natural, dos por violencia y dos son suicidios. Diciembre y septiembre son los meses con un mayor número de casos en la Unidad de Flagrancia, dijo.

En este tipo de casos, la familia de la víctima niega el suicidio y se preocupa porque otras personas no conozcan la causa del fallecimiento de su pariente, indicó.

La fiscal dijo que el ahorcamiento, las sustancias tóxicas y los saltos al vacío son las formas más utilizadas para terminar con sus vidas. Además, reveló que todos los meses recibe cuatro casos de intento de suicidio. “El Estado está en la responsabilidad de garantizar los derechos de la ciudadanía, de manera integral”.

Para Murgueitio, la Fiscalía no debe atender casos de suicidio, porque no es una conducta penal. Sin embargo, cuando conocen de ellos, los envían a casas de acogida para que atiendan estos trastornos.

Según la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased), de la Policía, en los primeros ocho meses de este año se registraron en el país 754 suicidios. El año pasado hubo 1.162.

Para Francisco Hernández, jefe de la Dinased del Distrito Metropolitano de Quito, la mayoría de casos ocurren entre personas jóvenes y sobre todo hombres. “El suicidio tiene un tratamiento especial por la Policía, pues tiene dos grandes líneas, la primera de carácter emocional y la segunda económica”.

Del 2001 al 2015 se contabilizaron en Ecuador 13.024 suicidios, según un informe estadístico del Ministerio de Salud Pública (MSP). En los últimos 15 años la tasa promedio de suicidios ha sido 7,5 por cada 100 mil habitantes, señala el reporte.

Mercedes Allauca, gerente de Salud Mental del MSP, indicó que dentro del período de 2014-2017, el 2015 fue el año con un mayor número de casos registrados, 2.028 casos, es decir 12,9 personas por cada 100 mil habitantes. Mientras que en 2016 se reportaron 1.481 y 2017 se presentaron 1.826.

La funcionaria manifestó que el Ministerio de Salud cuenta con servicios ambulatorios a nivel nacional que permiten detectar señales de una persona que intenta quitarse la vida. “Se inicia un tratamiento terapéutico individual y familiar, para disminuir factores de riesgo.

Tenemos personal capacitado para que la familia y la persona afectada inicien el debido tratamiento”. Además, trabaja a nivel multisectorial con otros ministerios y Gobiernos Autónomos Descentralizados para realizar campañas de sensibilización y dispersión.

El suicidio es visto como un tabú Para Lorena Campos, PHD en psiquiatría y docente universitaria, contar con cifras sobre intentos de suicidio significaría quitar el tabú que existe con respecto a esta problemática social. “Al tener cifras visibilizamos el problema”.

La docente consideró que el  suicidio es visto como un tabú porque culturalmente la vida es considerada como un bien máximo al que no se puede renunciar, incluso, religiosamente la vida es catalogada como un don divino. “Si alguien renuncia a este don es visto como un transgresor de la ley social”.

Campos señaló que al suicidio no se lo ataca de frente, sino de manera encubierta, puesto que no se habla del tema y se lo ve como un problema que se debe ocultar. Las cifras crecen El informe de la Dinased evidencian que en el primer semestre de este año, 267 hombres se quitaron la vida. Hasta agosto el número de casos se incrementó a 580 muertes.

En los tres últimos años, 2.078 hombres se quitaron la vida, a diferencia de 547 mujeres. De ellos 402 son jóvenes de entre 20 a 24 años. En los dos últimos años, los problemas sentimentales, familiares y económicos son los que más han influido en los suicidas. (El Telégrafo)

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