La última vez que sus padres la vieron, Verónica Silva, de 21 años, se despedía para irse a la universidad cerca de las 09:00 del martes último. Ese día ya no tuvieron noticias de ella y reportaron su desaparición, pero fue la noche del miércoles cuando recibieron una llamada de Jhair, un joven que se identificó como novio de su hija, y quien les pedía que fueran al Guasmo Sur porque temía por la vida de Verónica.
Jhair había recibido poco antes una llamada de la madre de su exnovia, Kathleen Alexandra L., quien era compañera de la universidad de Verónica. Cuando el joven fue a la casa de su expareja, la madre de ella le pidió que verificara si la mochila y los zapatos que había encontrado eran de su actual novia y le dijo que su hija «estaba mal». Jhair reconoció las pertenencias y llamó preocupado a los padres de Verónica Silva.
La familia Silva salía hacia el Guasmo cuando se encontraron con los policías que llegaban a darles la mala noticia de que el cuerpo desmembrado hallado horas antes en un callejón, en el Guasmo sur, cercano a la casa de Kathleen, pertenecía a Verónica. El cadáver fue identificado gracias a la denuncia por desaparición que sus padres hicieron esa mañana.
Poco después, Kathleen Alexandra, quien tiene 19 años, llamó al ECU 911 y confesó haber sido la autora del asesinato y posterior desmembramiento de quien era su amiga desde el colegio. Ambas estudiaban ingeniería industrial en la Universidad de Guayaquil.
En la confesión, la joven aseguró haberla amarrado con un plástico y haberle puesto una media en la boca. En principio intentó cortar el cadáver con un cuchillo pero como no lo consiguió, habría acudido a comprar un machete para hacerlo en dos partes, con la ayuda de un combo o mazo. Lo escondió bajo su cama cuando llegó su familia y luego colocó las dos partes en fundas negras, una de ellas estaba dentro de una lavacara cuando fueron halladas a cinco cuadras de la casa donde se habría asesinado a la universitaria.
Las fundas iban en un triciclo que, según moradores y autoridades, era empujado por Kathleen y un adolescente que aún no ha sido identificado. La joven alquiló el triciclo a un conocido y habría recorrido varias cuadras buscando dónde deshacerse de las fundas.
Un hombre que cuida carros afuera de la maternidad del Guasmo aseguró haberles gritado para que no lanzaran las fundas en ese esquina porque poco antes había pasado el carro recolector. «Ellos se fueron de largo, pero unos minutos después los vi pasar corriendo asustados sin zapatos, ya no llevaban el triciclo», manifestó el testigo.
Según los moradores del callejón donde quedaron abandonadas las fundas con el cuerpo, un vecino habría gritado a los jóvenes cuando vio que una de las bolsas plásticas se cayó del triciclo. «Ellos se asustaron y dejaron todo botado», cuentan los moradores que se acercaron a mover la funda y al abrirla encontraron las piernas de Verónica.
La Unidad de Muertes Violentas investiga si la supuesta asesina actuó sola e intenta identificar al joven que la ayudaba a trasladar el cuerpo. En la casa donde se habría asesinado a la universitaria, los vecinos comentan haber percibido un mal olor desde las 07:00 hasta las 14:00, hora en que el cuerpo habría sido sacado en el triciclo que habría sido alquilado por la procesada.
El fiscal Elizalde pidió que se le realice un examen psicológico a la autora confesa del crimen.
La joven detenida vivía desde hace dos meses en el Guasmo con su madre y tres hermanos menores. Ellos alquilaban la planta baja de una vivienda esquinera. En el sitio, Criminalistica halló restos de sangre, una sierra, un cuchillo y un machete. Esos utensilios, al igual que el triciclo, quedaron bajo custodia de la Policía. (El Universo)