Las zonas rurales de Portoviejo, Chone, Sucre y Bolívar, en la provincia de Manabí, amanecieron inundadas, tras el desbordamiento de ríos desde la noche del 7 de marzo y la madrugada del 8 de marzo del 2019.
En Chone, el río Canuto creció e inundó las casas de 30 familias. En ese sector se habilitó un albergue en la unidad educativa Luis Cordero para alojar a 12 familias. El resto fue trasladado hasta casas de familiares y amigos.
La zona urbana de Chone también está anegada, sobre todo, porque el sistema de alcantarillado está colapsado y el agua no ha podido drenarse.
Según el Comité de Operaciones de Emergencia de Chone, el caudal de los ríos Mosquito y Garrapata ha empezado a bajar, pero está listo un plan de contingencia es la zona para evitar afectaciones si la lluvia continúa.
En Portoviejo, la parroquia Calderón y los sectores como Pimpiguasí y Riochico también se inundaron.
Jhonny García, director de Riesgos del Municipio de Portoviejo, señaló que no se registraron daños en infraestructuras como el Mercado de Calderón, pero las casas del centro poblado sí se afectaron. El Cuerpo de Bomberos ayudó a evacuar el agua en las casas. La mañana de este viernes, el caudal del río ya empezó a bajar.
En Bolívar también se registraron inundaciones en los sectores de la Ciudadela María Sol, San Felipe, La Karina, Santa Lucía y sectores bajos como Arrastradero, Las Delicias, La Venturita y otros lugares de la zona rural.
Una situación similar ocurrió en Charapotó, parroquia de Sucre. Ahí al menos 40 familias están afectadas y la vía que conduce a Rocafuerte – Charapotó está inhabilitada.
Hasta este 8 de marzo, 11 cantones manabitas se han inundado y 765 familias e igual número de viviendas han sido afectadas, según el reporte preliminar del Servicio Nacional de Gestión de Riesgos y Emergencias del Ecuador (Sngre).
Ayer, en Portoviejo este organismo resolvió cambiar la alerta amarilla a naranja para Manabí y Los Ríos, por las fuertes lluvias que se registraron en las dos provincias y que han afectado a los pobladores. (El Comercio)