Manabí tiene el orgullo de tener a la tonga como un plato tradicional que nació en la zona rural de Chone.
Cuentan los antepasados que con el boom del caucho, los hombres de las familias se adentraban en la montaña a trabajar –especialmente en la parroquia Convento– y que por ello las mujeres les enviaban la comida del día envuelta en hoja de plátano para que se conservara caliente. Así nacería este plato que todavía se consume.
Su elaboración es casi un ritual. Se inicia con la selección de las hojas de plátano que son soasadas sobre llamas de leña, en donde cocina el estofado de gallina con cilantro de pozo, ajo, achiote y otras especias. Además se prepara el gordo de maní hasta que en el borde de la olla se vea la grasa.
Doña María, chonera experta en elaborar este plato, relata que mientras revuelve con una cuchara de mate, “el arroz debe estar graneadito y el jugo del pollo debe ser abundante, el maduro debe estar suave y doradito y el cilantro debe utilizarse fresco”.
Luego de tener la comida lista viene la preparación de la tonga como tal. En una batea de madera se coloca el rabo de la hoja de plátano con dos soportes del mismo material. Sobre esto se coloca el arroz, una taza de jugo de pollo, el gordo de maní, la presa, una tajada de maduro y como complemento cilantro picado. Finalmente, se envuelve y amarra con el mismo sapán del plátano.
Entre más tiempo permanece la preparación en la hoja, más rico es su sabor. (Tomado de El Universo)