Al menos dos pichones de guacamayo verde (Ara ambigus guayaquilensis) o papagayo de Guayaquil fueron identificados en el nido de un árbol en la comunidad de Las Balsas, en la provincia de Santa Elena.
La madre de estos retoños es una de las 13 aves de esta especie que desde el 2017 la Fundación Jocotoco reintrodujo en la reserva Ayampe, ubicada en la comunidad de Las Tunas del cantón Puerto López, en Manabí, según confirmó Michael Moens, director de esta ONG ambiental.
El papagayo de Guayaquil es una subespecie que se encuentra en estado crítico de extinción. De acuerdo con Moens, se estima que en Ecuador quedan menos de 60 de estos individuos en vida silvestre, de ahí la importancia para continuar en el proceso de reintroducción en la zona sur de Manabí, que es cercana a la reserva Chongón-Colonche.
Los ejemplares de guacamayos criados en cautiverio llegan desde el Centro de Rescate Jambelí, que lleva a cabo el proyecto de conservación en el que es fundamental el apoyo de las comunidades de Las Tunas, en Puerto López, y Las Balsas, en Santa Elena, quienes colaboran en el proceso de ayuda a la especie al instante de la reintroducción.
Luego de que los técnicos de la Fundación Jocotoco reciben las aves, estas son sometidas a chequeos médicos y luego las llevan hasta la reserva en donde se las introducen en una jaula de 20 metros de largo. Allí primero reciben una dieta basada en banano, manzana, choclo y luego pechiche.
Tras esta adaptación a la dieta, se abre la jaula y se libera a las aves. “En este proceso les ponemos collares satelitales porque es muy importante poder saber dónde van los guacamayos, cuáles son las amenazas que enfrentan, si por ejemplo pueden ir a un pueblo y ahí se quedan, nosotros podemos saber que el guacamayo esta ahí y hablar con la comunidad para que nos apoye en el proyecto de proteger la especie”, destacó Moens.
Entre las buenas noticias, desde que se ejecuta el proceso de reintroducción del ave, está que gracias a la ubicación satelital que brindan los collares, se pudo comprobar que lograron sobrevivir a un ambiente agreste para ellos –algunas aves reintroducidas fueron rescatadas de zoológicos o como mascotas– y sobrevivieron en un hábitat ajeno a sus primeros años de vida.
También se comprobó que un grupo de 5 guacamayos pudo volar 45 kilómetros desde Las Tunas (donde se encuentra la reserva Ayampe) hasta la comunidad de Las Balsas.
Cerca del árbol donde la pareja de guacamayos ha ubicado el nido se colocaron cámaras trampas en donde se han podido detectar al menos dos sonidos de pichones, aunque podrían ser tres las crías; Moens señala que podrían subir el árbol y localizar el nido, pero aquello generaría estrés en los padres. Se comprobó que la madre es una de las 13 aves que han sido liberadas desde el 2017 por la Fundación Jocotoco.
Los guacamayos verdes activan su vida sexual luego de los 8 años de vida. Allí empiezan a emparejarse –se unen para toda la vida– y luego buscan sitios de anidación que son huecos naturales dentro de árboles muertos o vivos como los pijíos, uno de los más altos del follaje del bosque seco característico de la zona que es su hábitat.
Después agrandan ese hueco y adentro ubican plumones y materiales suaves; una vez que la hembra coloca los huevos (entre uno o cuatro), los incuba entre tres a cuatro semanas.
Moens indicó que los polluelos generan su plumaje previo al primer vuelo, que demoraría unos tres meses, por ello considera que entre octubre y noviembre ya podrían volar.
Para diciembre de este año se reintroducirán 7 aves más de esta especie y para el próximo año 5 más, con lo que se completarán unos 25 guacamayos de Guayaquil en la reserva de Ayampe en un lapso de 3 años. (Neptalí Palma/El Universo)