El cerro Hojas – Jaboncillo en Manabí atrae a nuevos actores que encuentran en esta elevación una forma de experimentar tradiciones y actividades de aventura.
En los alrededores del complejo arqueológico de 3 500 hectáreas ahora se celebran rituales ancestrales en honor a las diversas tradiciones de pueblos autóctonos. Uno de esos es Killa Raymi, una antigua celebración andina que evoca a la feminidad, la siembra y fertilidad.
En los pueblos ancestrales, esta celebración también se realiza cada año porque coincide con el fin de la preparación de suelos e inicio de la siembra de los cultivos.
En el cerro Hojas -Jaboncillo, por ejemplo, se elevaron plegarias a modo de rituales para agradecer a la Pacha Mama por recibir la semilla del maíz. Para el pueblo montuvio, que habita cerca de esta zona montañosa, es importante este acontecimiento porque los cultivos alcanzan su estado de crecimiento sin la ayuda de agentes químicos que pudieran alterar su esencia, dice Catalina Zambrano.
Ella todos los años acude a una de las partes más desoladas del cerro para poner en práctica su ritual.
Según Zambrano, en el agro manabita se produce una docena de productos cuyas semillas se siembran bajo esta práctica ancestral.
De esa forma, las semillas de cilantro, maní, maíz, zapallo, papaya, caña dulce, fréjol, maracuyá, cebolla, limón y colines de plátano se esparcen en la superficie del territorio manabita a partir de septiembre.
¿Pero por qué en el cerro Hojas-Jaboncillo se hace un ritual con rasgos andinos?
Según el activista cultural y guía nativo del lugar, Santy Pin, se debe a la historia ancestral que tiene el cerro que por años fue habitado por la cultura Manteña entre los años 500 y 1534 después de Cristo. Para entonces también se celebraron rituales en honor al sol, la luna y otras bondades de la naturaleza.
Ramiro Godoy, otro habitante que practica estos rituales, cuenta que esas tierras incluso conservan una fertilidad al punto de que las siembras de los últimos años han dado sus frutos sin que existan contratiempos.
Estos rituales alentaron a grupos de extranjeros que en septiembre pasado participaron de una excursión hacia la montaña ubicada en la parroquia Picoazá de Portoviejo.
Unos 20 turistas de Estados Unidos e Inglaterra practicaron una suerte de andinismo por las áreas más complejas del Hojas-Jaboncillo. En el trayecto encontraron a grupos dispersos de comuneros en plenos rituales de agradecimiento a la madre naturaleza.
Otros se animaron a sembrar especies luego de los actos ancestrales. En el lugar se realiza una siembra del ceibo, que se encuentra amenazado