Ecuador cuenta con una nueva especie de rana de cristal. Se trata de la Hyalinobatrachium adespinosai que fue hallada en la cuenca del río Topo, en Tugurahua. Este ejemplar se diferencia de otros similares por la combinación de sus colores, por la transparencia de su peritoneo y pericardio y por su canto, que es similar al de un grillo.
Juan Manuel Guayasamín, profesor investigador de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) y coautor del estudio que describió esta nueva especie, explica que fue muy difícil dar con ella. Primero porque al escuchar su canto los investigadores pensaron que se trataba de un grillo y segundo porque las Hyalinobatrachium adespinosai se encuentran a grandes alturas de los bosques, entre cinco y seis metros.
La especie fue hallada en una salida realizada en colaboración entre la USFQ y la Universidad de Kansas (EE.UU.) en agosto del 2017. Su nombre está dedicado a Adela Espinosa, una amiga de Guayasamín quien, junto con su esposo, compró unas tierras para conservación a las que invitó a los investigadores. La Hyalinobatrachium adespinosai fue descubierta en medio de unos inventarios.
De adultos, los ejemplares de esta especie llegan a medir un poco más de dos centímetros. Las hembras colocan sus huevos bajo las hojas y los embriones se desarrollan en hojas que están junto a ríos. «Cuando están suficientemente desarrollados caen al río que está debajo como renacuajos», explica Guayasamín.
Para el investigador, lo más interesante de esta especie es que son los machos los que cuidan a sus hijos. «Las hembras ponen los huevos y desaparecen y los machos se quedan ahí por varias semanas» cuidándolos, cuenta.
En el estudio, los investigadores sugirieron que la Hyalinobatrachium adespinosai «sea ubicada en la categoría de Datos Insuficientes». Esto siguiendo los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Guayasamín explica que es normal que esto suceda con especies recientemente descubiertas. «El estado de conservación tiene que ser asignado cuando se tiene información sobre la distribución y sobre los tamaños poblacionales de las especies».
Por ahora, se conoce únicamente que la Hyalinobatrachium adespinosai habita en un sitio, el río Jacinto en la cuenca del río Topo. «No conocemos más porque no hemos hecho búsqueda en las zonas aledañas y también porque es una especie difícil de encontrar».
Guayasamín espera que durante el 2020 se visite la misma zona para » hacer expediciones río arriba y río abajo de donde le encontramos. Ese es el siguiente paso para tener una mejor idea de cuál es la distribución y su abundancia», asegura el especialista.
Ecuador cuenta con al menos 60 especies de rana de cristal. «Muchas de estas especies tienen rangos de distribución bien chiquitos. Normalmente están bien amenazadas, porque cuando se estudia ese hábitat se estudia todo el lugar donde estas especies pueden sobrevivir».
La zona en la que se encontró a la Hyalinobatrachium adespinosai es «complicada», asegura el investigador. Si bien en ella «hay bosque, también justo por ahí en el río Topo hay una hidroeléctrica, entonces hay algunas actividades que pueden estar influenciando negativamente en estas especies».
Esto se da específicamente por el modo de vida que tienen en el que los rencuajos viven en el agua y los adultos en Tierra. «Cualquier alteración, ya sea en el agua o en el bosque, afecta su ciclo de vida. Por eso es que la rana de cristal y muchos otros anfibios son tan buenos indicadores, porque cualquier cambio les suele afectar de manera bastante drástica», concluye Guayasamín. (EL COMERCIO)