Murió hombre que demandó al IESS por sus medicinas

Colón Sánchez Briones murió el sábado 14 de diciembre a sus 49 años de edad en los brazos de su esposa Faviola Antón. Estaba parapléjico, tenía oxígeno y desde su cama le lanzó un beso a la última de sus dos hijas y le dijo «mi vida, fue su último respiro», cuenta la esposa de 47 años.

El fallecido no pudo ganar la batalla contra el linfoma de Hodgking, cáncer al tejido linfático, pero también perdió otra lucha. No pudo lograr que se incluya la ampolla brentuximab en el Cuadro Nacional de Medicamentos Básicos (CNBM), recientemente actualizado en agosto del 2019.

Colón recién pudo acceder al tratamiento con esa ampolla el 18 de julio último, dos meses después de que ganó una demanda contra el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) para que esa entidad compre el compuesto prescrito seis meses antes, el 18 de diciembre del 2018, según Antón.

Mientras se seguía la demanda el cáncer avanzó. Un ganglio que estaba en la ingle creció y aplastó nervios hasta afectar la columna vertebral y su movilidad. «Cuando el IESS le dio la ampolla ya no podía caminar. Se quedó parapléjico desde los primeros días de junio (del 2019)», cuenta Faviola indignada por la atención que recibió en el hospital Teodoro Maldonado Carbo del IESS, en el sur de Guayaquil.

Cada ampolla cuesta $4000 y eran dos cada 21 días. Mientras corría la demanda Colón logró ponerse dos por su cuenta en febrero del 2019. Su familia hizo bingos para recaudar el dinero. De ahí esperó hasta julio cuando el IESS finalmente compró el medicamento.

Faviola dice que el cáncer de Colón era tratable, pero las demoras y la falta de acceso oportuno al tratamiento afectó su estado.

Colón fue diagnosticado en junio del 2017. Era asegurado al IESS y al inicio recibió quimioterapias en el hospital Teododo Maldonado Carbo.

«Para sellar las quimio necesitaba las radioterapias, pero estas últimas nunca se las hicieron. El IESS debe cambiar la forma de atender a las personas, quisiera que a nadie le pase lo que pasamos nosotros», afirma.

Los familiares del fallecido tenían que estar pendientes porque en un par de ocasiones se percataron que estaba recibiendo el compuesto químico de quimioterapia que era para otro paciente. «Nos tocó hacerle sacar la quimio a las enfermeras para que le pongan la que corresponde», dice Faviola. «Mi esposo estuvo hasta lo último pendiente del tratamiento que recibía».

Luego el cáncer avanzó más y tenía dificultades para acostarse de forma recta porque la columna estaba afectada.

Su estado empeoró en el último año. La última emergencia fue atendida en el Teodoro Maldonado Carbo al que ingresó la noche del jueves 12 de diciembre.

Pero al día siguiente Faviola pidió que le den el alta. «Cuando estaba en casa mi esposo máximo pasaba cinco minutos con el pañal sucio, pero en el hospital ya iban cinco horas y no lo cambiaban por lo que pedí que lo saquen para llevármelo», afirma.

Los familiares de Colón se quejaron en redes sociales porque no le facilitaban una ambulancia para trasladarlo a su hogar, en Sauces, donde finalmente murió. Quince minutos después la consiguieron. «Si no denunciábamos en redes sociales, no nos ayudaban», indica.

«Para que en el IESS nos dejen llevar a la casa el tanque de oxígeno tuvimos que casi amenazarlos. Igual el que me dieron me alcanzó dos horas. Una vecina cuyo esposo falleció me ayudó con más tanques de oxígeno ya que mi esposo salió del Teodoro la noche del viernes (13 de diciembre) y murió al día siguiente alrededor de las cinco de la tarde».

Las personas que requieren medicamentos que no son parte del CNMB necesitan plantear demandas para que la entidad correspondiente los compre, pero hay momentos cuando el trámite se torna engorroso y toma un tiempo en el que el estado del paciente puede empeorar, como el caso de Colón. (El Universo)

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