Los dedos de las manos bastaban para contar las muertes que ocurrían mensualmente en la mayoría de los 22 cantones de la provincia de Manabí. Pero, con la llegada del COVID-19 todo cambió. Si las lágrimas formaran ríos, la provincia estuviera inundada. Desde que se inició la cuarentena en marzo 16, centenares de muertes se han llorado.
Los 296 casos confirmados de este virus y los 43 fallecidos, según cifras oficiales del COE nacional, no reflejan la realidad que se vive en los territorios, en el que durante los primeros 15 días de abril fallecieron 362 personas, la mayoría sin una prueba que les confirme que tuvieron o no coronavirus.
Así lo perciben testimonios como los de Mercedes Morales, habitante de la Comuna Bajo de La Palma de Montecristi. “Unas 50 personas han muerto en estos días. Nunca antes vimos esto, tenemos una comunidad enferma. Queremos pruebas para saber de qué murieron”, lamenta.
Allí cerca, en las comunidades de Pepa de Huso y La Sequita, la situación es caótica. Cristóbal Anchundia, dirigente local, contó que los más de 32 muertos que han tenido en un mes ha desatado un dolor general.
El alcalde de esta jurisdicción, Washington Arteaga, corrobora lo sucedido y señala que ha pedido ayuda al Gobierno, indicando que más de 90 personas en total han fallecido en los últimos días.
La situación de Montecristi se replica en otras localidades de Manabí.
- Portoviejo
Específicamente en la parroquia Picoazá la situación es preocupante. Pedro Vera, presidente del Consejo Barrial, lamenta la partida de 50 personas en menos de 10 días, en su mayoría adultos mayores con complicaciones respiratorias.
La capital manabita es la de mayor número de contagios con 100 casos. El alcalde Agustín Casanova dijo que prefiere no construir ni una sola calle durante este año para utilizar ese presupuesto en “salvar las vidas de los portovejenses”.
En ese marco dijo que se gestionó la adquisición de 5.000 pruebas rápidas que llegarían desde EE. UU. Incluso se tomó parte de los recursos destinados para las festividades del Bicentenario para la emergencia.
“Esto va a seguir de largo, los datos de cementerios nos marcan una tendencia. Tratamos por ir adelante del virus para no caer como Guayaquil. Estamos adelantándonos a lo que va a ocurrir de 5 a 10 días”, dijo el funcionario.
Jipijapa
En la zona sur de la provincia a diario mueren entre 2 a 4 personas con sospechas de coronavirus, según datos del Núcleo de Médicos de este cantón, quienes incluso consideran la cifra sería mayor si muchos no fueran trasladados a Manta y Portoviejo, donde también fallecen. Antes de la llegada de la pandemia a Jipijapa, las cifras de los decesos mensuales no superaban los 20 casos.
Washington Vásquez, concejal e integrante del gremio de galenos, establece entre las problemáticas la falta de un hospital general, pues cuentan con uno básico de 50 camas y que carecen de unidades de cuidados intensivos.
Asimismo espera que el Gobierno entregue los respiradores mecánicos que prometió, porque los 10 desechables que dejaron no abastecen frente a la demanda de pacientes. Vásquez también criticó los cambios de 4 directores del hospital y 3 de distrito de Salud en los últimos 45 días.
“Debería además fortalecerse la atención primaria, personal de Salud se está enfermando y eso disminuye la atención, esto debe mejorarse para hacerle frente a la difícil situación que se empeora con los brotes de dengue”, manifestó el edil.
- Manta
En la ciudad puerto la muerte también es un pan de cada día. En el sector de Nuevo Manta se adecuó un cementerio en un terreno de una hectárea. Allí ya se han desarrollado varios entierros.
A pocos minutos de este nuevo camposanto se encuentra la localidad de San Juan. En menos de 15 días allí murieron 12 personas, un número que para Ramón Lucas, dirigente y encargado del cementerio, no es normal.
La situación en los hospitales de este cantón también es preocupante. A diario mueren personas infectadas o con sospechas de COVID-19.
Lissette Rodríguez llevó a un familiar diabético con problemas respiratorios, pero no había tanques de oxígeno. “Nos dijeron que no había, conseguimos uno y por último nos tocó buscar una llave francesa para nosotros mismos instalarlo. Aquí en una hora nos enteramos de que fallecieron ocho personas”, lamentó.
El alcalde Agustín Intriago reconoce que se debe pensar en los peores escenarios. Por ello dijo que se han elaborado ya 200 ataúdes. “No es porque se patrocine la muerte, pero debemos estar preparados. Se han instalado tres contenedores refrigerados en los hospitales del IESS, Rodríguez Zambrano y el Centro de Salud de Santa Martha. Queremos darle un trato digno a las víctimas de COVID-19”, informó.
Ante el déficit hospitalario, Intriago recordó que se pondrá en funcionamiento un centro de aislamiento de 70 camas para atender casos leves y moderados del virus. (Expreso)