Ecuador reportó este viernes 44 nuevos fallecidos por COVID-19, con lo que el total de decesos confirmados por la enfermedad ascendió a 4.983, mientras otros 3.289 han sido catalogados como «probables».
El número de contagiados ayer se incrementó en 783 con respecto a la víspera, con lo que el total de positivos con pruebas rápidas y PCR llegó a 65.801, según el reporte del Ministerio de Salud Pública.
Desde que se reportó el primer caso el pasado 29 de febrero, se han tomado un total de 178.139 pruebas, entre PCR y rápidas en Ecuador habitado por más de 17 millones de personas.
Según esas muestras se han descartado 89.582 casos, mientras que 5.900 pacientes se recuperaron de la enfermedad y otros 8.416 recibieron el alta hospitalaria.
De las 24 provincias de Ecuador, la costera de Guayas, cuya capital es Guayaquil, sigue encabezando el mayor número de casos, 16.342, lo que representa el 28,75 % a nivel nacional, seguida por la de Pichincha, con la ciudad de Quito como cabecera, que reúne 9.876, el 17,37 % de los contagios, 234 más que el jueves.
Les siguen Manabí con 4.931, Los Ríos con 2.534, Esmeraldas con 2.227, El Oro con 2.296, Santo Domingo de los Tsáchilas con 2.473, Azuay con 2.190, Tungurahua con 1.411, Cotopaxi con 1.430, Loja con 1.272 y Morona Santiago con 1.194.
El resto de las provincias ecuatorianas, incluyendo la circunscripción territorial de Galápagos (100 casos), registran menos de un millar de confirmados, aunque la provincia de Santa Elena alcanza los 974 contagios confirmados.
Ecuador se encuentra desde el mes pasado en un proceso de desescalada en las restricciones en su estrategia epidemiológica para encarar la pandemia de la COVID-19.
Esto supone pasar del aislamiento masivo al distanciamiento físico con el levantamiento de las limitaciones a la movilidad humana, que entraron en vigor con el estado de excepción el 16 de marzo, y que ha sido extendido en varias ocasiones por el presidente, Lenín Moreno, la última el 15 de junio por 60 días adicionales.
La capital, Quito, inició el 3 de junio una nueva etapa de desescalada y pasó del color rojo al amarillo en el semáforo epidemiológico, lo que se ha traducido en la reanudación parcial del transporte público y una mayor actividad comercial y laboral en las calles de la urbe, habitada por unos tres millones de personas.
Sin embargo, la incesante tasa de contagios que no parece remitir en la capital la mantiene bajo algunas limitaciones pese a encontrarse en color amarillo, como el cierre de teatros y cines o la suspensión del transporte interprovincial, entre otras medidas.