Las organizaciones de Comercio Justo reclaman un cambio en las políticas comerciales y aprovechar a pandemia para establecer nuevos modelos económicos más sostenibles tanto para las personas como para el planeta.
La Fundación Copade defiende la necesidad de un modelo económico sostenible tanto para la sociedad como para el medioambiente y basado en el Comercio Justo. Para ello, trabaja con comunidades de productores tanto de países con economías primarias como desarrollados, para promover estructuras socioeconómicas sostenibles y respetuosas con el medioambiente, que hagan a estos grupos protagonistas de su propio desarrollo.
Para Javier Fernández, fundador y director general de Fundación Copade, es necesario «desarrollar otro modelo económico que ponga en el centro los derechos de las personas y el cuidado del medioambiente frente a la acumulación de beneficios». En este sentido la entidad ha desarrollado sendos proyectos en Ecuador, ayudando a las comunidades de las zonas más castigadas por la crisis.
El primero de ellos, «fomentar la sostenibilidad de emprendimientos forestales con balsa y bambú de pequeños productores de Manabí y Esmeraldas para mejorar sus ingresos familiares», tiene como objetivo impulsar la sostenibilidad y productividad de emprendimientos agroforestales de Ecuador, promoviendo buenas prácticas en todos los eslabones de la cadena forestal del bambú para aumentar los ingresos de las familias productoras y lograr que estos productos cumplan con estándares de calidad y tengan potencial demanda en el mercado.
«Copade en Ecuador, en alianza con Cefove, trabaja en las provincias de Manabí y Esmeraldas con productores de balsa y bambú y pequeñas empresas ancla que representan a 400 beneficiarios directos y busca fortalecer las capacidades de pequeños productores de estas dos especies forestales, con el objetivo de desarrollar productos con valor agregado que respondan a la demanda de mercado nacional con miras a la internacionalización de sus productos a España», ha explicado Fernández.
Esto incluye un plan de mejora de sus prácticas agrícolas con miras a la certificación, un fortalecimiento de sus capacidades de negociación con empresas y proveedores y un programa de formación de capacidades de dirección, administración y gestión de las organizaciones.
El proyecto, con una duración de 24 meses y subvencionado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), busca además aportar con pequeño equipamiento a las organizaciones para mejorar su proceso de transformación mediante diferentes iniciativas empresariales. Finalmente se persigue posicionar el catálogo de productos en el mercado español a través de una estrategia de marketing online y la participación en ferias por parte de los productores ecuatorianos.
El segundo proyecto, ‘Generando alternativas económicas sostenibles para la zona de amortiguamiento de la reserva Mache Chindul’ ha sido desarrollado por Copade en Ecuador en colaboración con el Consorcio META y ha concluido con éxito. Una iniciativa que nació con el objetivo de promover la producción nativa de bambú como una alternativa para generar ingresos económicos dentro del sector de la construcción sostenible y reducir la deforestación.
Para ello, Fundación Copade desarrolló un programa de capacitación y manejo sostenible del bambú, con el objetivo de dar a conocer y promover las ventajas de esta materia prima como eje dinamizador de la economía y generar conocimiento tanto teórico como práctico a lo largo de toda la cadena de valor, desde la silvicultura, cosecha, almacenamiento y tratamiento, hasta su transformación.
Entre los principales resultados, se logró un total de 937 participantes y 423 horas de entrenamiento teórico-práctico en la Escuela de Formador de Formadores en Bambú, así como 16 procesos de réplica posteriores en varias localidades.
Con este proyecto se logró beneficiar a 640 familias y se consiguió plantar de manera participativa 16 hectáreas de bosque lineal de bambú. La Universidad Laica Eloy Alfaro, ULEAM ha liderado un proceso de siembra de 4 hectáreas adicionales. La participación de la mujer fue del 40% a lo largo de todo el proyecto y se centró en la elaboración de cestería de bambú. El proyecto logró además, de manera indirecta, posicionar a las Asociaciones de productores que tienen oferta de bambú de calidad y conectarlas con la demanda local, así como fomentar su contratación para otros proyectos.