La detención del exdirector de la Penitenciaría del Litoral, Héctor Reina, revela la estructura de extorsión que opera dentro de la cárceles, donde a cambio de dinero, se cobra a los privados de libertad por privilegios como acceso a celulares y comida. Según las investigaciones, la seguridad es el rubro más alto recaudado por estas mafias.
La corrupción ha permeado tanto el Sistema de Rehabilitación Social, que hasta el director de una Penitenciaría integra las redes de extorsión que operan en los centros. Es el caso del exdirector detenido Héctor Reina y cuya investigación arroja datos importantes de cómo las mafias se apoderan del control en las cárceles.
Las redes de extorsión son lideradas por los jefes de las organizaciones criminales, como ‘Los Lagartos’ y ‘Choneros’. Los reos nuevos son amenazados de muerte por otros presos para que sus familiares depositen dinero por su seguridad, valor que puede ascender hasta 1000 dólares diarios y que varía según las condiciones económicas de cada privado de libertad.
También cobran por el ingreso a la celda, el uso de la cama, más horas en el patio, acceso a medicinas, comida y llamadas por celular. Los pagos deben efectuarse en cuentas de ahorro, como lo confirman familiares de los reos, quienes ocultan su identidad por miedo a represalias.
Otros eslabones de esta cadena de corrupción son: directores, guías, personal administrativo y médicos a quienes los denominados ‘Caporales’ sobornan para el ingreso de objetos prohibidos. también para favorecer con trámites de beneficios penitenciarios a otros presos, según revela un agente de seguridad penitenciaria, quien pidió la reserva de su identidad.
Debido a esta corrupción, las autoridades de rehabilitación social depuran al personal de las cárceles, pero reconocen la complejidad de subsanar el Sistema de Rehabilitación Social.
Según la investigación procesal del exdirector de la Penitenciaría, allí al menos seis funcionarios junto al procesado integrarían estas redes de extorsión.