Eran docenas, cientos y hasta miles de personas las que participaron en bailes masivos y aglomeraciones en los días de carnaval en diferentes localidades de Ecuador. En videos y fotos que se viralizaron en redes sociales se los ve unos juntos a otros, sin mascarillas ni distanciamiento social, tomando de los mismos vasos, echándose espuma, cantando, gritándose…
Las escenas se repitieron en Santa Elena (como Salinas y Montañita), Loja (Saraguro), Manabí, Guayas (como Guayaquil), Los Ríos y Esmeraldas, por citar ejemplos. E incluso las autoridades del COE nacional hablaron de un “incremento de inconductas” en este feriado por las aglomeraciones, fiestas clandestinas, emergencias y escándalos, en comparación con el carnaval del 2020, cuando todavía Ecuador no tenía la pandemia del COVID-19.
Incluso las fiestas clandestinas subieron un 114% más que el 2020. Ahora hubo más de 1.000 y solo las reportadas.
Pero ¿por qué se dan estos comportamientos que ponen en riesgo la salud y la vida de los participantes y de sus familias, cuando seguimos en pandemia y los contagios y fallecidos por COVID-19 aumentan en Ecuador?
Expertos en materia, como psicólogos, sociólogos y médicos consultados por este Diario, coinciden en que hay una pérdida de valores, falta educación y de tomar real conciencia de la situación por la que se atraviesa. A esto le suman que las autoridades, sobre todo las nacionales, no tomaron medidas más efectivas para evitar lo que se preveía.
“Estamos hablando de una ilusión de invulnerabilidad o un optimismo ilusorio en la población, al considerar que tienen menos probabilidades que otros de contagiarse, por lo tanto, no tienen miedo, no consideran que pueden estar en riesgo ni poner en riesgo a los más cercanos”, dice la psicóloga familiar Anabel Larriva.
Ella es de Loja y en esa provincia, en el cantón Saraguro, en el sector de Tambopamba, el 14 de febrero se aglomeraron cientos de personas en una explanada donde bailaban sin usar mascarilla ni mantener el distanciamiento físico.
Larriva cuenta que, tras situaciones como catástrofes o pandemias, las personas pueden adoptar conductas inadecuadas que las llevan a creer que la situación es irreal (sesgo cognitivo). “Sin duda estamos viendo que hay una insensibilidad social, en donde se carece de una mirada colectiva y se apunta más a una conducta individualista, egocéntrica”.
Guillermo Flores Zapata, doctor en Sociología, exsubsecretario regional de Educación y controlador administrativo de la UEES, comenta que son varios los factores. El primero, la irresponsabilidad, el no pensar en los demás. También el uso de sustancias como alcohol y drogas, que los lleva a un “estado psicológico anormal”.
Considera que el COE nacional dio paso también a esto porque no tomaron una medida pertinente, teniendo la posibilidad y los recursos para un mejor control, que no tienen los COE cantonales.
“La famosa Calle 8 (en Guayaquil, donde ahora se volvieron a dar bailes masivos) se ha hecho tan popular que creen que salir en la prensa, en la televisión es un mérito y escogen ya un lugar predestinado para eso. Lo hicieron en Navidad y ahora vuelven a hacerlo”, comenta Flores.
El doctor Francisco Plaza Bohórquez, comisionado de Salud del Colegio de Médicos del Guayas, sostiene que alertaron con antelación de lo que podía darse, “porque lastimosamente nuestro pueblo no tiene un nivel cultural ni la educación suficiente como para ir a un feriado abierto”.
Y que por eso, agrega, pidieron, sin éxito, al COE nacional el cierre total de las playas y sitios turísticos. Así como prohibir los bailes y el expendio de bebidas alcohólicas. Y tercero, limitar la movilidad por pico y placa. Ante ello cree que también hay responsabilidad en las autoridades, según Plaza.
En Quevedo, provincia de Los Ríos, el psicólogo clínico Ronald Suárez menciona que el Estado también tiene la responsabilidad de hacer “concienciación fuerte” en la población, pues el consumo de alcohol y de otras sustancias empeora la situación y en esos momentos no son conscientes de que atentan contra su salud y la de los demás.
A un tema cultural y de salud mental respondería el descontrol y el relajamiento que se vio en el feriado de carnaval, agrega. “El encierro causa que la mayoría quiera aprovechar cualquier salida para hacer lo que no ha podido durante estos casi doce meses que llevamos con la pandemia. Hay una desmotivación en las personas y si a esto le sumamos el desconocimiento que tienen sobre salud mental, el resultado es lo que hemos percibido, descontrol y las aglomeraciones”.
Suárez refiere que en esta pandemia ha tratado a un gran número de pacientes con cuadros depresivos y con crisis existenciales. Esto porque han tenido familiares que murieron a causa del virus o porque se encuentran sin trabajo y sin generar ingresos económicos a pesar de los esfuerzos.
En Manabí, los psicólogos clínicos Bolívar Quimí y David Leal creen que la educación jugó un rol fundamental.
Quimí menciona que estas actitudes son una señal de que algunos ya le han perdido el miedo al COVID-19. “En muchos de los casos ellos no han tenido la circunstancia, ni han sentido el dolor de la pérdida de un familiar cercano”.
Leal agrega que cada uno debe tener corresponsabilidad en la lucha contra el virus.
5.082 aglomeraciones se reportaron en el país durante los días del feriado de carnaval 2021, según cifras del ECU-911.
Más de 1.000 fiestas clandestinas se denunciaron al ECU-911 en los primeros días del carnaval, se anunció la tarde del martes.
6.942 operativos de control por parte de la Policía Nacional se dieron en la Zona 8 en este carnaval, un 30% más que en el 2020.
3.193 escándalos en la vía pública atendieron los uniformados de la Policía Nacional en la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón).
1.272 libadores fueron retirados de los espacios públicos en la Zona 8 durante el carnaval.