En ese sitio permanecieron durante tres meses, en bodegas clandestinas. Siempre estuvo con otros migrantes. “Los coyoteros les decían que si querían saltar el muro era más rápido, pero a Mayra le daba miedo”, recuerda su esposo.
Por eso, las dos incluso pasaron sus cumpleaños encerradas. Hay fotografías de esos momentos en la sala de la familia. En una imagen se ve a Mayra junto a su hija y otros migrantes con un pequeño pastel.
“Nuestra nieta cumplió la mayoría de edad allá. Nosotros en cambio estamos cuidando de los otros hijos que quedaron aquí”, dice el abuelo mientras sostiene a un menor de dos años. Su otra nieta tiene 10 y permanece callada desde que se enteró de lo sucedido. La familia le dijo que su mamá se fue al cielo. Lo cierto es que ella falleció tras caminar 12 horas en el sol. Los reportes oficiales que tienen los parientes dicen que empezó a convulsionar y los coyoteros la abandonaron.
La hija de Mayra fue en busca de agentes Federales de Estados Unidos para que la ayudaran, pero cuando regresó la madre no respiraba. Desde entonces, la familia ha emprendido una lucha para que el cuerpo de la madre retorne al país.
Por eso, vecinos de Durán decidieron hacer carteles con frases de apoyo a la familia. Algunas pancartas se colocaron en la sala junto al altar.
“Por favor, ayúdennos a traer el cuerpo de Mayra para poder darle su último adiós y cristiana sepultura”, dice una de las frases. La familia ya se ha reunido con personal de Cancillería, pero hasta el momento no se ha concretado la repatriación. Tampoco ha regresado la hija de Mayra. Lo último que saben es que fue deportada a México y allí permanece en un albergue para migrantes.
Su padre dice que no tiene dinero para comprar un pasaje de avión para retornar al país.