Civiles ecuatorianos y colombianos fueron las últimas víctimas de la disputa que se vive entre bandas criminales organizadas que se dedican al paso ilegal de migrantes entre Ecuador y Colombia por poblados de Carchi y Nariño, respectivamente.
El 23 de enero de 2022, en la zona de Santa Fe, en el municipio colombiano de Ipiales, se reportó el ataque a un grupo de personas que disfrutaban de una fiesta por el cierre de los carnavales colombianos.
Como saldo, se registraron al menos 47 personas heridas (según fuentes hospitalarias), quienes fueron llevadas a hospitales tanto de Tulcán (Carchi) como de Ipiales (Nariño), a causa de la detonación de lo que la Policía de Colombia calificó como un artefacto explosivo improvisado de regular poder.
“Según manifiesta esta gente, se encontraban en una fiesta por Carnaval, cuando desde la oscuridad lanzan hacia la multitud un objeto desconocido, generando aturdimiento a los asistentes”, dijo el coronel Alfonso Reyes.
Cifras distintas de heridos
Reyes señaló que la explosión se produjo en un polideportivo a eso de las 21:00, cuando las personas estaban aglomeradas. Mencionó que cinco ciudadanos fueron trasladados a un hospital, registrando las mayores heridas una mujer de 25 y otra de 63 años. Según el reportem “por haber sido afectadas por esquirlas en miembros inferiores, mientras las otras tres personas fueron afectadas acústicamente”.
Pero estas cifras de heridos dadas a conocer por la Policía de Colombia difieren con las reportadas en hospitales de Tulcán e Ipiales, a medios locales de Nariño, donde mencionaron la atención a 47 personas.
Según se pudo establecer en las casas de salud, los gerentes de los hospitales confirmaron que 24 personas arribaron hasta el hospital de Ipiales, 14 fueron a una clínica de Las Lajas y nueve fueron atendidas en Tulcán.
Incluso, desde el hospital de Ipiales, su principal directivo informó que 10 personas necesitaron ser hospitalizadas. El cuadro más crítico fue el de un menor de 3 años, de nacionalidad ecuatoriana, a quien se preveía trasladar a una casa de salud de Tulcán. (FV)
Acusan al crimen internacional
Las hipótesis que manejan los organismos de seguridad ecuatorianos y colombianos apuntan a que el hecho se debe a una guerra entre organizaciones criminales internacionales por el control del paso de migrantes. Este proceso se realiza a través de caminos irregulares, conocidos como ‘trochas’, que se ubican entre Carchi y Nariño.
Según Alfonso Reyes, coronel de la Policía de Colombia, a través de las investigaciones “se tendrá la certeza de si esto es alguna situación entre los dos bandos que se han generado en esta zona limítrofe”, por lo que anunció que se activó un sistema de pago de recompensas para toda persona que brinde información de lo sucedido en Santa Fe.
El Ejército ecuatoriano, por otra parte, considera que estos grupos podrían ser parte de las FARC o el denominado Tren de Aragua, así como de otras disidencias guerrilleras. Estas controlan las trochas, algunas abiertas a raíz de la pandemia, en donde extorsionan a los migrantes que buscan evadir los pasos regulares o a quienes quieren pasar cualquier mercancía de contrabando.
En Urbina tienen miedo
Desde la Gobernación de Carchi se destacó que la explosión ocurrió en territorio colombiano, sin que hubiera afectaciones directas a los poblados de Ecuador; sin embargo, los vecinos de Carchi más próximos a Santa Fe, que habitan en el sector de Urbina, sienten temor por esos hechos.
El ataque a los civiles sucedió a menos de 10 kilómetros de Urbina, zona rural de Tulcán, capital de Carchi.
Óscar Montenegro, del Gobierno Parroquial de Urbina, mencionó que a pesar de que el problema se suscitó en el lado colombiano y que por el momento no han tenido mayores repercusiones en la población local, les asusta que el problema pueda expandirse y salirse de las manos, sobre todo al estar tan cerca del centro poblado.
“Lamentablemente el tema de los pasos informales continúa. Nosotros pensábamos que con la reapertura del puente de Rumichaca se iba a normalizar la situación, pero vemos que siguen pasando vehículos y personas por las trochas”, dijo.
Según Montenegro, sí se ve a militares y policías recorriendo los pasos fronterizos, pero su presencia no es permanente, por lo que cuando se marchan, los delincuentes regresan a cometer sus fechorías.
Las ‘trochas’ no desaparecen
Yaco Martínez, gobernador de Carchi, apuntó que desde Ecuador siempre tratan de mantener el control en los pasos fronterizos con presencia militar y policial, aunque reconoció que las ‘trochas’, a pesar de la reapertura de Rumichaca, no han podido ser totalmente erradicadas.
Añadió que el comandante general de las Fuerzas Armadas, Fabián Fuel, estuvo en los sectores identificados como puntos críticos del tránsito irregular, haciendo un recorrido, conociendo la realidad de la frontera, por lo que se dispuso un contingente mayor de uniformados para reforzar los controles.
“No podemos decir que con la apertura de Rumichaca los pasos informales han dejado de ser utilizados. Estamos claros y somos muy conscientes de que los pasos que se abrieron durante la pandemia siguen siendo utilizados, pero por un grupo menor y reducido de personas que, a veces, por la falta de conocimiento o por querer cometer una ilegalidad, utilizan estos pasos”, señaló Martínez ante medios locales. (La Hora)