La ‘bandera’ del paro nacional ya no la portan solamente los indígenas del país. Otros actores sociales aprovecharon para unirse a las movilizaciones que se radicalizaron en diferentes puntos durante la mañana y tarde de ayer.
Los transportistas pesados levantaron su barricada en el sector de Uyumbicho, cantón Mejía, al sur de Quito. Al menos unos 50 camiones fueron ubicados en el intercambiador del sector, impidiendo el paso hacia Machachi, Tambillo y Alóag y viceversa.
Ellos decidieron unirse desde la noche del martes, por lo que durmieron en sus vehículos. Desgarbados, somnolientos, pero con firmeza, los transportistas mantenían la medida de hecho sin causar desmanes, aseguraron.
Entre los manifestantes estaba William Cevallos, quien maneja un tráiler durante 20 años. Él detalló que el motivo para sumarse a la protesta es que su trabajo ya no es redituable. “Gastamos más de lo que ganamos. El precio de los combustibles está por las nubes y no se diga los costos de los mantenimientos”, acotó.
Llegada masiva
Mientras los conductores de este gremio mantenían su posición, cerca de allí, en Cutuglahua, un grupo de indígenas partió a Quito para llegar al Centro Histórico. Dijeron que debían reunirse con sus dirigentes para saber lo que harían.
Avanzaron por la avenida Pedro Vicente Maldonado ante la mirada de desconcierto de los ciudadanos del sector de Guajaló. Algunos aplaudían a la caravana que recorría entre el bullicio de los camiones en los que iban.
“Estamos atentos a lo que va a suceder”, comentó el médico Washington Quinchuela, cuyo consultorio está en la vía por la que circularon los indígenas. Para él estas movilizaciones no han tenido el mismo nivel de violencia que en octubre de 2019, pero tocará esperar, dijo.
Transportista