Diario Extra.- Camila ha vivido una pesadilla en manos de su propia familia. Cada relato de la niña de 9 años es más estremecedor. A su corta edad ha experimentado las agresiones más horrendas: ha sido víctima de maltrato psicológico, físico, abuso sexual y hasta de violación. Sus agresores serían su padrastro, su propia madre y hasta su hermano.
Hace dos años comenzó su tortura. Tras la separación de sus progenitores, su mamá se comprometió con un ciudadano guatemalteco, a quien conoció a través de las redes sociales. Al poco tiempo él llegó a vivir a su casa.
El padre de la niña cuenta que fueron las autoridades de la escuela quienes lo contactaron para contarle las agresiones que su hija presentaba en diferentes partes del cuerpo.
“Cuando me llamaron del plantel en agosto pasado me dijeron que mi niña tenía huellas de maltrato en su cuerpo y que las lesiones eran fuertes, que como padre debía tomar acciones. Mi hija nos dijo que quien la golpeó fue su mamá, pero nunca imaginé que con el transcurso de los días nos iba a revelar algo peor”.
Janeth López, abogada del padre de la menor afectada
Un llamado de atención
El papá de Camila recuerda que en 2019, ella también fue víctima de maltrato por parte de su madre y que en aquel entonces asentó la denuncia en la Junta Cantonal de Protección de Derechos de la Niñez y Adolescencia. “Lamentablemente, solo le hicieron un llamado de atención, le dijeron ‘señora, no vuelva a agredir a su hija, controle su ira’, y mi hija fue devuelta a su mamá”.
Sin embargo, esta vez el comportamiento y la actitud de Camila denotaban que había algo más que maltrato. Aun así, su padre se rehusaba a creer que su expareja haya sido cómplice de estos presuntos actos en contra de su hija.
“Hace unos días le dije a mi hija que existía la posibilidad de que regrese a su casa. Su abuela materna estaba de visita y mi niña se puso a llorar. Desesperada nos dijo: ‘tengo que contarles algo, él (padrastro) me lastimó. Me tocaba aquí (señalando sus partes íntimas). Le decía a mi ñaño que también lo haga’”.
Camila fue llevada a la Fiscalía para que contara su versión. También se le realizaron exámenes médicos.
“Ahora entiendo muchas cosas, cada vez que su mamá la llamaba le decía ‘haz bien las cosas’. La amenazaba que si hablaba cuando regresara le iba a quemar la boca. Mi hija me suplicaba que le creyera. Calló su sufrimiento para que no le quemaran la boca”, expresa el padre.
Finalmente, el examen ginecológico hecho por un especialista de la Fiscalía arrojó que fue lastimada. “Pero por no tratarse de un hecho flagrante, no se pudo meter preso al agresor. Solo pudieron asentar la denuncia”, aclara el padre de la menor de edad.
“Normalizó la pesadilla”
El hecho de que uno de los presuntos agresores de Camila haya sido su propio hermano ahonda su sufrimiento. “También es mi hijo, tiene 17 años. He hablado con él. Le pedí una explicación, no respondió, se puso a llorar. En su rostro vi miedo”.
Janeth López, abogada del padre de la menor de edad, explica que en cada relato la niña cuenta todas las aberraciones que ha vivido hace dos años. “La obligaban a ver películas pornográficas, su madre y padrastro le pedían que los grabara mientas mantenían relaciones. La niña normalizó toda la pesadilla vivida. La denuncia ya está asentada en la Fiscalía”, dice la defensora.