Pero la cifra real sería más elevada. La encuesta STEPS del Ministerio de Salud Pública (MSP) concluye que el 20% de la población mayor de 19 años es hipertensa. Son casi 2,1 millones de ecuatorianos que viven con la enfermedad, pero no todos lo saben.
“Se calcula que el 46% de personas hipertensas no conoce su diagnóstico. Y entre quienes sí saben, apenas uno de cada cinco está bien controlado”, asegura Omar Medina, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Luis Vernaza, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil.
Es poco común que la hipertensión se asocie con muerte, debido a la facilidad en la detección y acceso a tratamiento. Sin embargo, es la puerta de entrada a complicaciones fatales como derrames cerebrales, infartos y otros males cardiovasculares. Este grupo de patologías elevó la mortalidad en un 73% entre 2018 y 2021.
Hipertensión, un mal en aumento
Tardó meses en llegar a un diagnóstico. Ana María Díaz soportó durante meses intensos dolores de cabeza. “Pensé que era efecto del estrés, porque con el teletrabajo la rutina se volvió más demandante y extendida; pero era hipertensión”.
Antes de llegar a un cardiólogo, Díaz recuerda que experimentó otros síntomas: ligeros mareos, una sensación de zumbidos, ver fugaces destellos y una angustia que le causaba fuertes dolores de pecho.
“Estaba marcando 130/90 y en ocasiones más”, recuerda de una prueba de monitoreo de presión arterial de 24 horas. Ahora, a sus 39 años, sigue tratamiento con medicina.
Expertos coinciden en que la pandemia detonó un aumento de nuevos casos de hipertensión en el mundo, que será más marcado en el transcurso de 10 años. Entre las causas se investiga la reacción inflamatoria que el SARS-CoV-2 genera en el organismo y el estrés por el confinamiento.
Diabetes y fallo renal, problemas asociados
No llega sola. Cuando la hipertensión se diagnostica de forma tardía es muy probable que haya desencadenado otras patologías como diabetes e insuficiencia renal.
Gabriela Torres dirige el área de Endocrinología del Luis Vernaza y explica que hasta el 80% de los pacientes con diabetes tipo II tiene hipertensión. Esto se debe a que la presión elevada inhibe la producción de insulina, causando un aumento de glucosa.
Cuando la presión marca 130/80 en más de dos mediciones y en ocasiones distintas es una clara señal de hipertensión. Esta elevación continua daña y causa el estrechamiento de las arterias.
Algunas de las arterias más pequeñas irrigan los riñones y por eso la hipertensión disminuye la función renal. El nefrólogo Wilter Ferrín agrega otros efectos en cadena, como la alteración de proteínas y la elevación de los niveles de sodio.
Prevenir para frenar el impacto
Mantener chequeos regulares y realizarse pruebas de diagnóstico son algunas estrategias para la detección temprana de la hipertensión. Vladimir Ullauri, miembro de la Sociedad Ecuatoriana de Cardiología, asegura que esta es la vía más efectiva para dar con un tratamiento según cada tipo de hipertensión.
Hay dos tipos de hipertensión. La primera esencial o de causa desconocida es la más común, con un 90% de los diagnósticos. La hipertensión secundaria puede ser causada por afecciones renales, del sistema endocrino o del corazón. El efecto más frecuente es el estrechamiento de las arterias que llevan la sangre a los riñones.
“Lo primordial es realizarse mínimo dos chequeos al año para una detección oportuna (…). Al no tener un tratamiento adecuado, aumenta el riesgo de un ataque al corazón y derrame cerebral”, comenta Ullauri.
Los cambios en el estilo de vida son un paso importante: llevar una dieta saludable, hacer ejercicio de forma regular, dejar de fumar y reducir el consumo de alcohol. La reducción de sal en los alimentos y bajar la carga de estrés también son parte de la prevención.
420 000 vidas en riesgo por la hipertensión
Ampliar y asegurar el acceso equitativo a la atención de la hipertensión son medidas que podrían salvar 420 000 vidas al año en las Américas. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) hizo ese llamado por el Día Mundial de la Hipertensión, que se recuerda cada 17 de mayo.
El organismo calcula que 180 millones de personas en la región sufren la enfermedad. Pero uno de los problemas que señaló Jarbas Barbosa, director de la OPS, es que a menudo no presenta síntomas ni signos y, por lo tanto, con frecuencia no se diagnostica ni trata.
“Esto es grave, porque la hipertensión no diagnosticada y no controlada puede desembocar en infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca o accidente cerebrovascular”, dijo Barbosa.
La elevada presión arterial es uno de los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares. Estas son la principal causa de muerte en la región, con cerca de 2 millones de vidas perdidas cada año.