Los viajes se han ido retomando de forma progresiva, desde la pandemia, cuando las actividades cesaron en su totalidad. Con el levantamiento de las restricciones, las frecuencias en los vuelos llegaron a 12 en la semana.
Ahora las aerolíneas Latam y Avianca atienden 14 frecuencias de vuelos comerciales cada una. Se trata de viajes para cerrar negocios, sobre todo, en la industria atunera y, también, para hacer turismo en la ciudad costera.
La dirigente empresarial en Manta, Lucía Fernández, señala que la actividad aeronáutica con la capital es clave para empresarios de navieras, de la pesca internacional, de los sectores automotor y de graneles sólidos y líquidos.
Si bien una parte de estos inversionistas tienen sus sedes económicas en Quito, también mantienen bodegas, sucursales y extensiones en la urbe costera. Eso hace que los viajes entre las dos ciudades sean constantes.
Según el ranking de la Superintendencia de Compañías, en Manabí destacan grupos económicos nacionales como Supermaxi, El Rosado, Pronaca, Petróleos y Servicios, Ubesa, Fybeca, Danec, entre otros.
Luis Mendoza es agente naviero. Él viaja a Quito dos veces a la semana (martes y viernes) para facilitar la logística de empresas exportadoras. Cuenta que, durante las paralizaciones de la terminal aérea, debía de viajar en transporte terrestre privado, en un recorrido de hasta siete horas.
“Hay cosas que la virtualidad facilitó por firmas de documentos electrónicos y otros trámites, pero en este negocio hay mercancía que asumir o materiales que hacen necesaria nuestra presencia”, dice.
Una fuerte dependencia
El movimiento de carga por el puerto comercial de Manta incide en la dinámica de la operación del aeropuerto. La Cámara de Comercio de la ciudad ha sido una de las principales defensoras para que la movilidad aérea en el aeropuerto Eloy Alfaro se estabilice.
Su presidente, Pablo Pinargote, señala que hubo episodios polémicos que han marcado los vaivenes en las operaciones y que siguen causando contratiempos. Por ejemplo, en el terremoto de abril de 2016, la actividad se paralizó por los daños en la torre de control y otras áreas.
Las consecuencias de esas afectaciones aún se arrastran porque, en ese entonces, se ofreció remozar el aeropuerto y las obras hasta ahora no concluyen.
El ministro de Transporte y Obras Públicas, Darío Herrera, anunció que se reunió con la contratista, el fiscalizador y el gerente de la reconstrucción. Esto permitirá retomar los trabajos, que estaban paralizados.
Herrera asegura que se le pagó a la contratista planillas atrasadas por USD 1,6 millones. También se levantó la suspensión de obra, que tiene un 90% de avance. Hasta este 15 de agosto se tenía previsto que los trabajos estén listos en máximo 120 días.