Gerardo T. fue detenido el pasado 17 de mayo de 2023. La Fiscalía formuló cargos en su contra por presunta participación en la comercialización de pornografía con utilización de niñas, niños o adolescentes. La pena por este delito es de hasta 13 años de prisión.
La pandemia disparó estos delitos. El confinamiento empujó de manera abrupta a niños y adolescentes al uso de medios tecnológicos. En estos espacios son más vulnerables a redes de pornografía que usan perfiles falsos para acecharlos.
En los últimos cuatro años la Fiscalía ha reportado 406 denuncias por pornografía infantil y 71 por su comercialización. Pero organizaciones de la sociedad civil alertan que las cifras son más altas.
Tras los ‘depredadores’ en línea
La Policía encontró archivos digitales con imágenes de contenido sexual, dispositivos de almacenamiento externo y teléfonos celulares en el caso más reciente de presunta comercialización de pornografía infantil, en Quito.
Las primeras alertas para dar con estos delitos surgen de sistemas de seguridad internacional. Son bases de datos con antecedentes de personas vinculadas a abusos sexuales y pornografía contra niños o adolescentes.
“Cuando estos depredadores tienen la intención de visitar cualquier país se activan las alarmas en la Policía especializada o transnacional para gestionar los mecanismos de investigación y evitar abusos, violaciones o producción de pornografía infantil”. Así explica la Fiscalía.
Internet da otras señales. Por ejemplo, cuando un usuario de redes sociales transmite imágenes o videos de menores en conducta sexual explícita, los sistemas operativos de las diversas compañías a cargo de las redes guardan los archivos y generan reportes.
Patrullaje digital contra la pornografía
Las redes de pornografía infantil operan en varios países. Para detectarlas, la Policía de Ecuador tiene agentes especializados que reciben capacitación para acceder a plataformas como el Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados (Ncmec, por sus siglas en inglés) y el Sistema de Protección Infantil de Estados Unidos (CPS).
Es un patrullaje digital, en el que usan herramientas informáticas para obtener las direcciones IP, la ciudad y la hora de conexión, la empresa proveedora de Internet, incluso el número telefónico o los perfiles de redes sociales. Estos datos luego son corroborados.
La Policía también recurre a agentes encubiertos. Cuando detectan grupos que estarían vinculados a estos delitos se unen bajo otras identidades para obtener evidencias.
“En estos grupos, por Telegram o Whatsapp, se oferta el acceso a videos o imágenes, links o enlaces que contienen pornografía infantil, por valores económicos o por incentivos de invitaciones de más personas”, explica la Fiscalía. En estos grupos interactúan participantes de distintos países.
Un juego de manipulación
El tiempo que los chicos están frente a las pantallas aumentó con la pandemia. La emergencia por covid-19 hizo que la rutina en Internet se extienda. Así aumenta el riesgo de ser contactados por depredadores sexuales en línea.
La organización Ecuador Dice No Más diseñó una guía práctica para reducir el peligro. El documento explica que, en delitos como la pornografía infantil, los atacantes suelen crear perfiles falsos, con edades y gustos similares a los de sus víctimas para que acepten sus solicitudes.
Así empieza una manipulación, a través de diálogos privados por mensajería o videollamada. “El objetivo es que la víctima se sienta cómoda y comprometida, incluso pueden hacerle regalos físicos o virtuales. Una vez ganada la confianza, el atacante pide imágenes o videos comprometedores para usarlos como arma de chantaje”, explica la organización.
La iniciativa Poner fin a la Violencia contra los Niños calcula que 750 000 pedófilos buscan contactarse diariamente en el mundo con niñas, niños y adolescentes para abusar sexualmente de ellos.
En Ecuador, Pichincha, Guayas, El Oro, Azuay, Manabí y Tungurahua son las provincias con más denuncias por la pornografía infantil y la comercialización, según la Fiscalía.
Consejos para prevenir delitos
Acompañar y supervisar a los chicos en Internet. Esa es la principal recomendación de la guía desarrollada por Paola Andrade, directora de Ecuador Dice No Más.
Este grupo ha creado videos educativos, que están disponibles en su página web para explicar a niños y adolescentes cómo ocurre el abuso sexual en línea, sus consecuencias y cómo protegerse. Estos son algunos consejos:
- Establezca horarios seguros para conectarse a Internet, en los que puedan ser supervisados. Nunca permita que sigan navegando pasadas las 21:00.
- Active el control parental en todos los equipos de la casa.
- Revise la configuración de seguridad y GPS de sus redes sociales y enséñeles a no dar datos de geolocalización con fotos, imágenes o videos.
- Adviértales que no deben aceptar solicitudes de amistad de desconocidos. Los “amigos en línea” no son lo mismo que los amigos que han conocido cara a cara.
- Nunca deben ir a un encuentro a solas con desconocidos.
- Enséñeles a pensar dos veces antes de mandar una foto o video que pueda ser comprometedor.
- Dígales que pueden contarle si se sienten incómodos por cualquier cosa que les ocurra en Internet.