La decisión estaba tomada. Ni las palabras de su hermano, amigos, psicólogos y socorristas cambiaron la mañana del 1 de febrero, la fatal elección de Carlos Vera Espinoza: quitarse la vida. Cuando el reloj marcó las 09:58 no hubo vuelta atrás, se arrojó al vacío…
Antes de tirarse desde el piso 17 de un condominio de Puerto Santa Ana, en el centro-norte de Guayaquil, los últimos pensamientos de hombre, de 43 años, estuvieron con su hija. Delante de más de 20 personas que intentaban persuadirlo de que no cometa una locura, tomó su teléfono celular e hizo una llamada.
El mayor Jorge Montanero, jefe de brigada del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil, contó que la persona con la que Carlos habló segundos era su niña de 8 años, quien justo ese martes celebraba su cumpleaños.
Sin embargo, ni recordar el nacimiento de su hija bastó para que ‘Varón’, como lo conocían en la zona residencial donde habitaba desde hace más de 5 meses, abandonara la trágica idea de suicidarse.
Habían transcurrido más de cuatro horas desde el momento en que se sentó en una de las ventanas del departamento, tomar dos cuchillos y amenazar con tirarse. Esa acción incluso fue transmitida en directo por la televisión local.
Abajo, Ángel tenía en vilo a decenas de curiosos. Unos dudaban de que se lanzaría y hasta ‘apostaban’ que al final no acabaría en tragedia.
El drama
Las personas que por sus obligaciones laborables en empresas o negocios del sector o porque salían de una de los departamentos transitaban por el citado condominio se detenían para mirar lo que estaba ocurriendo. Ya algunos se habían informado por las redes sociales y otros por los medios de comunicación que desde muy temprano transmitían lo que estaba sucediendo en el piso 17.
“Habita con otra persona. Es inquilino y siempre acude al minimarket para comprar. Sabemos que es venezolano por su acento y porque no los ha contado, es una persona tranquila y ya tiene meses viviendo en el país”, contó un comerciante que afirmó conocerlo.
Una habitante, quien salía hacia su trabajo, también hizo un alto a sus actividades para observar lo que estaba pasando con su vecino. “Vivo en el piso 16, lo he visto varias veces, pero no sé su nombre, a veces lleva una Biblia, qué pena, seguramente está atravesando alguna decepción en su vida, pero debería pensar en lo que hace, qué sufrimiento para sus familiares”, lamentó la mujer, mientras su mirada se clavaba en la ventana del piso 17.
Dos unidades de rescate del Cuerpo de Bomberos y más de 20 socorristas, entre psicólogos y paramédicos, llegaron a la emergencia.
Y se lanzó…
Desde las veredas de los edificios contiguos y de los de al frente un grupo de más de 30 personas captaban con sus teléfonos los movimientos de aquel caballero. “No se va a tirar, no creo que lo vaya a hacer”, murmuraban los presentes. Cuando se creyó que iba a retomar la calma y que el hombre había desistido de su idea de matarse, la intervención de policías que también hacían lo posible para ayudar en la emergencia puso los pelos de punta a los curiosos.
Ángel volvió a la ventana y sin pensarlo dos veces se tiró. “¡Se lanzó, se lanzó!”, se escuchó al unísono, mientras su cuerpo se precipitaba hacia el pavimento. Ya todo esfuerzo fue imposible.
Cuerpo de Bomberos
El mayor Montanero lamentó la decisión tomada por Vera. “Hemos tratado de darle la contención emocional, hemos trabajado con él dos horas y media, le decíamos que estábamos de su lado, pero él tenía dos armas cortopunzantes y un cubierto en sus manos”, dijo el socorrista.
Contó que el hermano del fallecido les dijo que desde las 05:00 su ñaño comenzó a inquietarse y a decir que se iba matar. “Apenas llegamos con nuestro equipo de psicólogos le dimos apoyo emocional, pero lamentablemente tenía su decisión tomada. Al parecer, había peleado con un hermano y nos decía que él no estaba en el camino del Señor y que esto era un designio de Dios. Su hermano permaneció varios minutos como rehén”, sostuvo Montanero.
4 horas permaneció sentado en la ventana.
Señaló que en el departamento no encontraron botellas con licor, pero sí pedazos de vidrios porque había roto con una silla el ventanal que daba al área social del condominio. “Él entraba y salía con un cuchillo en la mano, cada vez que nos acercamos amenazaba con lanzarse. En este tipo de situaciones es necesario buscar ayuda y contención emocional con psicólogos, desgraciadamente hay situaciones que se nos salen de las manos, tragedias como estas nos ponen de luto”, agregó el jefe de Bomberos.
morador
Finalmente, pasadas las 13:00 el cuerpo fue subido al vehículo de Medicina Legal y llevado hasta el Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses de Guayaquil.
De acuerdo a información que este Diario recabó con la Policía Nacional y la Fiscalía del Ecuador, el suicida es ecuatoriano y responde a los nombres de Carlos Vera Espinoza. Tiene 43 años y los documentos que acreditan su identidad fueron hallados en su billetera, y junto a su cuerpo.
El EXPERTO
“Es importante buscar ayuda en la familia»
El psicólogo del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil, Hamilton Flor, dijo que es importante estar atento al estado de ánimo de una persona y que si esta tiene variaciones en su carácter, como aislarse o deprimirse, es necesario que acuda a un profesional y busque ayuda en la familia o amigos.
“Este señor no quería que lo ayudáramos, tenía dos cuchillos y nos amenazaba. No tenía respuestas lúcidas y cuerdas (…). Hablaba mucho de la palabra de Dios y el resultado final fue no darle la contención completa. La intervención fue complicada porque no se pudo llegar a lo que deseaba. Esta persona necesitaba ayuda, lamentablemente no la expuso y terminó acabando con su vida”, lamentó el profesional. (Extra)