Un mes ha transcurrido desde la desaparición del ingeniero en Telecomunicaciones, Hernán Mendoza Velásquez, de 30 años, y las autoridades intensifican su búsqueda. Lo último que se supo es que salió de su casa ubicada en el barrio La Kennedy, al norte de Quito, para irse a ver con un amigo y no regresó.
Las autoridades extendieron la búsqueda hasta el río Manduriacu, ubicado en el límite entre las provincias Imbabura y Pichincha, al norte del Ecuador, en donde se hallaron restos óseos que se someterán a una pericia de ADN para establecer la identidad.
Sus familiares están desesperados y han pegado carteles con su nombre y fotografía en paradas de buses, tiendas, unidades de Policía Comunitaria, terminales de transporte interprovincial, etc. También lo han buscado en hospitales, albergues y la morgue. «No descansaré hasta encontrarlo. Dejé mi trabajo como médico, en Chile, para regresar a Quito y buscar a mi hermano», manifestó su hermana, Gabriela, en una entrevist a Ecuavisa.com, publicada el pasado 9 de febrero.
El joven es de contextura delgada, ojos y cabello de color negro. Su estatura es de 172 centímetros y pesa 135 libras. Vestía una camisa blanca, jeans y zapatos cafés. En las investigaciones se ha determinado que, junto a su amigo, acudieron a un evento en La Pradera y aproximadamente a las 22:30, abordaron un vehículo por medio de una aplicación. El destino era la casa de Hernán, pero nunca llegaron.
Por este caso, el taxista Franklin A. fue detenido y guarda prisión preventiva mientras se realiza la investigación. El hombre conducía el vehículo en el que se movilizaba el ingeniero la noche de su desaparición.
La Fiscalía General del Estado y la Policía Nacional ejecutaron la orden de detención contra Franklin A., la mañana del 10 de febrero. En horas de la tarde, un juez dictó prisión preventiva para garantizar su presencia mientras dura la indagación del caso.