Las provincias de Pichincha y Guayas, las más pobladas del Ecuador, deberían ser también de las que más sale población para mudarse a otras partes dentro del país, pero no es así.
Los nacidos en Manabí son los que más salen a vivir en otras provincias. El número se redujo de 590.209 migrantes internos manabitas en 2010 a 503.394 en el último censo del 2022.
Los principales destinos de ellos fueron Guayas (227.806), Pichincha (68.196) y Santo Domingo de los Tsáchilas (61.446).
María Andrea Mendoza nació y creció en Manta, el emporio industrial de Manabí, hasta los 19 años de edad, cuando se trasladó a Guayaquil para su educación superior.
A sus 21 años de edad sigue en la capital de Guayas. Encontró empleo y solo los fines de semana suele regresar a su ciudad de nacimiento, ubicada a cuatro horas de Guayaquil en bus.
“Salí de Manabí por estudios y ahora trabajo en Guayaquil. En Manta sí había mi carrera, pero quería estudiar en otra universidad de acá. Conozco mucha gente que se viene porque les sale un trabajo fuera de Manabí. Hay muchas más empresas grandes instaladas en Guayas”, dice.
También hay una migración rural de Manabí hacia las ciudades más pobladas del país, como Guayaquil y Quito, en busca de más oportunidades laborales.
Esta migración de manabitas a otras provincias es histórica. Durante la década del setenta del siglo XX hubo un éxodo debido a la sequía que afectó a las zonas rurales de esa provincia y empujó a esta población al conurbado de Guayaquil.
De la segunda provincia de donde más salen es Guayas, la más poblada del Ecuador, con 299.734 guayasenses que migraron. Siguen Los Ríos (248.848) y Loja (219.202). Las tres, al igual que Manabí, tienen vastas zonas rurales con pobladores que se mudan a las ciudades.
El top 10 de las provincias de donde más salieron pobladores que nacieron en ellas son Pichincha (192.415), Chimborazo (173.022), Esmeraldas (169.914), Cotopaxi (149.994), Bolívar (127.951) y El Oro (113.670).
Estrella Talledo nació y creció en Manabí, pero en 1984, cuando tenía 18 años de edad, migró a Guayaquil. Desde entonces, al igual que María Andrea, vive en la capital de Guayas. “Solo regreso a Charapotó (una parroquia del cantón Sucre, en Manabí) a visitar a mis familiares cuando hay feriado, trato de ir al menos una vez al año. Ya hice mi vida acá en Guayaquil”, dice. Ahora vive en el sector de la Juan Montalvo, en el norte del conurbado más poblado del Ecuador.
Como un reflejo de esta migración interna, en Guayaquil hay restaurantes que ofrecen la gastronomía de provincias como Manabí, El Oro, Loja y Chimborazo. Incluso, grupos de personas de provincia han creado clubes, como el de la Sociedad Tungurahuense, que tiene piscina y canchas.
El analista económico Olmedo Farfán indica que la migración interna actual responde al desarrollo de la agroindustria en ciertos puntos del país, lo que genera un mayor valor económico y salarios más altos.
“Pasamos de un modelo plenamente agrícola a uno agroindustrial, entonces mucha gente del campo de ciertas provincias que tienen cultivos tradicionales, como café, cacao o palma africana, al ver que hay una sobresaturación de la mano de obra migran a donde está la industria, la que transforma estos productos en búsqueda de mayores oportunidades de empleo”.
De ahí que Pichincha, Guayas y Santo Domingo de los Tsáchilas sean las que más atraen población de otras provincias, debido a que tienen un mayor nivel de reinserción laboral.
El especialista considera que las políticas para que las inversiones vayan a ciertas provincias caracterizadas por expulsar población porque no ofrecen las mejores condiciones a sus habitantes, no han sido tan efectivas.
Un segundo aspecto que motiva la movilización interna son los altos porcentajes de inseguridad y criminalidad, agrega. “La tercera razón es la búsqueda de un mejor nivel socioeconómico y para ello salen para acceder a una educación de mayor calidad. Hay zonas del país que tienen un nivel educativo deficiente y una infraestructura tecnológica inadecuada”.
El cuarto aspecto responde a migrar de zonas rurales a urbanas que tienen un mayor acceso a servicios básicos. “Es decir, salen para cambiar sus estilos de vida”, asegura Farfán.
Sin embargo, el número total de ecuatorianos que salieron de sus provincias para vivir en otra se redujo levemente del censo del 2010 al del 2022. Este número pasó de 2?984.097 habitantes a 2?928.515, una disminución del 1,8 %.
Esta menor migración interna se explica, dice Farfán, en el porcentaje de omisión que determinó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), que llegó al 4,2 % del total de pobladores censados que fue de 16?938.986, es decir, hubo casi 750.000 personas no contabilizadas, son exactamente 738.317.
De este último grupo no se tienen aún los detalles que hablen de sus movimientos migratorios internos y otros aspectos que se derivan del cuestionario censal empleado a los que finalmente fueron contabilizados.
Lo más probable es que las personas no censadas, dice Farfán, correspondan a las áreas más afectadas por la criminalidad y la inseguridad, como ciertas zonas del conurbado de Guayaquil, en Guayas, y de la provincia de Esmeraldas.
Son puntos de difícil acceso para los que se encargaron de las visitas a los domicilios durante el censo.
Población migrante nacional se reduce en Guayas y Pichincha, según los censos del 2010 al 2022
Una vista de Manta, que junto con Montecristi y Jaramijó se han convertido en un conurbado con fábricas y empresas relacionadas al sector servicios y turismo.
La población migrante interna de Guayas —los que vivían en esta provincia sin haber nacido en ella— sumó 728.799 en 2010 y este número fue de 639.832 en 2022, lo que implica una reducción del 12,2 %.
El número de manabitas que viven en Guayas se redujo del 2010 al 2022 de 269.841 a 227.806, al igual que los nacidos en Los Ríos y Esmeraldas que viven en la provincia más poblada del país, los que pasaron de 148.243 y 58.716, en su orden, a 132.185 y 55.658.
Lo mismo ocurrió en Pichincha, donde los pobladores de otras provincias eran 782.914 en 2010 y al 2022 bajaron a 728.914, una disminución del 7 %.
Asimismo, el número de pobladores de Cotopaxi, Imbabura y Chimborazo que vive en Pichincha pasó de 105.979, 86.851 y 80.728 en 2010 a 101.827, 80.757 y 72.975 en 2022, en su orden.
Pero Manabí, en cambio, se volvió más atractiva para vivir en los últimos doce años, ya que el número de personas de provincias fue de 86.124 en 2010 y este aumentó a 141.285 en 2022, casi el doble con un incremento del 64,05 %.
El conurbado de Manta, Montecristi y Jaramijó atrae población durante las últimas décadas con el desarrollo de la industria pesquera, agroindustrial, sector servicios y del turismo.
Jaramijó es el tercer cantón del país donde más aumentó la población del 2010 al 2022 y Montecristi es el séptimo. Su número de pobladores pasó de 18.295 a 29.759 y de 69.042 a 99.937 con incrementos del 63 % y 45 %, en su orden.
Y la población de Manta pasó de 225.961 a 271.145 habitantes, un incremento del 20 %.
Este conurbado de tres cantones manabitas alcanza los 400.841 pobladores, 21,8 % más que en 2010 cuando eran 313.298 habitantes. Es un porcentaje de incremento que casi iguala al logrado por Guayaquil y sus zonas urbanas adyacentes en conjunto (22 %).
El top diez de las que atraen más población de otras provincias son Pichincha (728.914), Guayas (639.832), Santo Domingo de los Tsáchilas (169.445), Los Ríos (150.851), Manabí (141.285), El Oro (134.411), Azuay (106.674), Esmeraldas (86.800), Tungurahua (77.207) y Cotopaxi (72.488). (I)
Fuente: El Universo