La migración venezolana prendió las alertas en el Ecuador. Las autoridades y asociaciones civiles hablan de redes de trata de personas que explotan sexualmente a las extranjeras.
Además, aseguran que son víctimas de otros delitos como explotación laboral, estafas y robos. Hay mafias también que les obligan bajo amenazas a mendigar y al microtráfico.
Datos del Ministerio del Interior muestran que entre enero del 2017 y junio de este año, hubo 304 víctimas de trata. De esas, 43 fueron venezolanas.
Por ejemplo, en junio pasado la Policía rescató de un night club, en el sur de Quito, a tres mujeres de esa nacionalidad; una de ellas era menor de edad.
Según las investigaciones, un desconocido las contactó en su país por redes sociales y les ofreció trabajar de meseras en un bar de Ecuador. Les dijo que si venían les pagaba el pasaje vía terrestre y les daría vivienda. Las jóvenes aceptaron. Cuando llegaron a la capital, el sospechoso las recibió en la terminal Quitumbe.
Luego las llevó a un inmueble, les quitó sus celulares, pasaportes y les dijo que debían prostituirse. Las mujeres fueron sometidas durante un mes. Luego, en un operativo, la Policía las rescató y detuvo a cinco personas por el delito de trata.
Ahora, este caso reposa en la Fundación de Venezolanos Mueve. Juan Prada es el asesor legal de esta organización.
Por los casos que ha conocido sabe que las bandas dedicadas a este ilícito tienen nexos con redes delictivas de Venezuela. Las mafias que están en ese país buscan a posibles víctimas a través de Facebook o Whatsapp. Luego remiten los datos a Ecuador y desde aquí, con una oferta de trabajo, las convencen de venir.
Hay casos en que los sospechosos reclutan a los migrantes directamente en la frontera. Por eso, desde marzo del 2017. El Ministerio del Interior emprendió una campaña de capacitación a los funcionarios de los puntos migratorios, especialmente en Rumichaca.
La idea es enseñarles a identificar posibles casos de trata de personas. Esta iniciativa consiste en una serie de preguntas que les realizan a los viajeros para identificar si son víctimas de este delito y alertar a la Policía. Principalmente hacen este análisis a los migrantes que llegan solos y son menores de edad. O cuando desconocen el país de destino y las circunstancias del viaje.
Según datos de la Fiscalía, las provincias con más denuncias de trata de personas son Pichincha, Manabí, El Oro, Santo Domingo de los Tsáchilas y Guayas.
Otro caso ocurrió en Guayaquil. Dos mujeres venezolanas llegaron en febrero del año pasado al país y empezaron a buscar trabajo. Entonces un hombre les ofreció un empleo de cajeras en un local comercial.
Cuando llegaron al sitio, el desconocido les dijo que el trabajo era prostituirse y que les pagaría semanalmente.
Las jóvenes no cedieron, pero el sospechoso las amenazó de muerte a ellas y a sus familiares si no aceptaban. Ellas permanecieron en ese lugar durante una semana, luego lograron escaparse y pidieron ayuda a la Policía Comunitaria.
Tras esa alerta, los agentes allanaron el inmueble y detuvieron a una persona, otras cuatro se fugaron. Ahora este caso es indagado en la Fiscalía.
Pero cifras de la Policía dicen que ciudadanos venezolanos también cometen actos ilícitos en el Ecuador. Actualmente, en el país están encarcelados 390 ciudadanos de ese país. En este momento se analiza la posibilidad de repatriarlos, para bajar el hacinamiento.
Otros delitos ?
Trata de personas. Las bandas delictivas además de explotar sexualmente a los migrantes venezolanos, les obligan a realizar trabajos forzados con sueldos muy bajos. Por ejemplo, les hacen trabajar más de ocho horas y les pagan USD 3 cada día.
Microtráfico. Según organizaciones de venezolanos, hay mafias que reclutan migrantes de esa nacionalidad y les obligan a expender droga en las calles. Para que cometan este delito les amenazan con denunciarles a las autoridades migratorias por estar indocumentados en el país.
Mendicidad. Las bandas también les obligan a mendigar en las calles. Tienen que pedir dinero a las personas todo el día y luego les exigen el efectivo. Obligan a hacer ese tipo de actividades bajo amenazas de lastimar a sus familiares.
Estafas. Venezolanos han sido víctimas de este delito, principalmente cuando arriendan departamentos. Hay casos que entregaron el dinero a los supuestos arrendatarios, pero resulta que quienes recibieron el pago no eran los dueños.
Robos.?Las fundaciones de venezolanos conocen casos de compatriotas que cuando llegaron al país fueron víctimas de robo “por desconocer los sitios peligrosos de la ciudad”. Fueron asaltados en la calle o al subirse en los buses. (El Comercio)