Este jueves 18 de septiembre, Manabí fue nuevamente escenario de actividad sísmica. A las 20h49, el Instituto Geofísico reportó un temblor de magnitud 4.7 en la escala de Richter con epicentro en el mar, a 34.1 km de las costas de Puerto López. Aunque el sismo fue leve, fue claramente perceptible en varios cantones, especialmente en las parroquias de Picoazá, Andrés de Vera y Tarqui, donde los habitantes sintieron un «remezón». Aunque no hubo reportes de daños materiales ni víctimas, la frecuencia de estos movimientos ha aumentado la inquietud entre los pobladores.
Desde la madrugada de este jueves, otros cuatro temblores de magnitudes similares ocurrieron en la región, lo que hace pensar que se trata de un enjambre sísmico activo. La Red Nacional de Sismógrafos del Instituto Geofísico ha estado monitoreando este fenómeno desde el 5 de septiembre, con más de 170 sismos registrados hasta la fecha. Este tipo de actividad, conocido como «sismo lento», es producto de deslizamientos en la interfaz de contacto entre las placas de Nazca y Sudamérica, y genera movimientos continuos, a menudo imperceptibles para los humanos, pero detectables por tecnología avanzada.
Los expertos recomiendan mantener la calma, pero estar preparados. Este enjambre sísmico, que ocurre cada tres o cuatro años en la zona, puede durar varias semanas. Aunque la probabilidad de eventos más grandes es baja, es importante tener siempre a mano un kit de emergencia y estar atentos a las recomendaciones oficiales. La situación sigue siendo monitoreada de cerca por las autoridades, que instan a la población a permanecer informada.
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