El Comercio.- Los sismos sentidos en Carchi y las explosiones escuchadas en Guayas y Azuay tienen un denominador común: la actividad volcánica.
En el caso de Carchi, los movimientos sísmicos sentidos el domingo 31 de julio tienen relación directa con la actividad del volcán Chiles.
Según Mario Ruíz, vulcanólogo del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional (IG-EPN), se ha registrado actividad termal en uno de los páramos del volcán, mientras que en un flanco se nota una deformidad.
«Están relacionados con el sismo del pasado martes en San Gabriel», explicó en referencia al evento que dejó cinco heridos y varias estructuras dañadas en esa población al norte del Ecuador.
Liberación de energía
Los sismos y la actividad volcánica sirven para liberar energía contenida en la corteza terrestre. Sin embargo, no son antesala ni válvula de escape para un evento mayor.
«Para que se libere la energía de un terremoto como el de Manabí se necesitan unos dos millones de sismos de grado 4,en Ecuador no hay 200 temblores de grado 4 al año», detalló.
El silencio de la madrugada
Ruiz señala que existe suficiente evidencia para relacionar las explosiones y el temor de vidrios en varias ciudades del Guayas y Azuay, con la actividad del Sangay en la Amazonía.
«En efecto, hubo registros de un incremento de la actividad eruptiva del Sangay», señaló. El experto dijo que el clima impide tener un registro visual de las novedades en este coloso.
Uno de los factores que ayudó a que se escuchen una especie de cañonazos durante la noche del sábado 30 y la madrugada del domingo 31 fue el viento.
«Tenemos reportes de que una nube de ceniza fue impulsada hacia el Occidente», detalló. En Guayaquil, Durán y Samborondón varias personas dieron cuenta de la caída de ceniza sobre sus vehículos y viviendas.
Pez remo, un mito
Ruíz señaló que no hay evidencia científica ni estadística que sustente la relación entre la captura de peces remo y los sismos o la actividad de los volcanes.
Como argumento, señala estudios realizados en Japón y Estados Unidos en los que se demostró la imposibilidad de que los animales puedan predecir eventos naturales.
«Lo de los peces de profundidad se puede deber a corrientes marinas o a un cambio en la temperatura del agua», señaló el científico.
Según Carlos Vélez, comerciante de pescado y mariscos en Guayaquil y Durán, la presencia de peces remo es más común de lo que se cree.
«Es frecuente que los tengan en la Caraguay», aseguró en referencia al mercado mayorista de pescado y mariscos de Guayaquil.