Una autopsia confirmó que los cuatro niños de Las Malvinas hallados en un manglar de Taura, en Naranjal, fueron ejecutados con un disparo en la cabeza.
El informe médico legal, difundido tres meses después del crimen, establece que los proyectiles fueron disparados desde atrás, lo que sugiere que las víctimas estaban de espaldas al tirador.
Según detalló a Ecuavisa el abogado del Comité Permanente de Derechos Humanos (CDH), Abraham Aguirre, el análisis forense también señala que los niños —Josué, Ismael, Nehemías y Steven— posiblemente estaban arrodillados al momento del disparo.
Uno de los menores presentaba una herida contundente en el cráneo, lo que refuerza la hipótesis de violencia física previa. Este dato, dijo, se conecta con la declaración del hombre que les prestó un teléfono celular la noche del 8 de diciembre de 2024, quien aseguró haber visto a uno de ellos ensangrentado.
Los niños fueron detenidos por militares en la avenida 25 de Julio, en el sur de Guayaquil. Desde entonces, sus familiares no volvieron a tener noticias hasta que sus cuerpos aparecieron el 24 de diciembre.
Actualmente, 16 uniformados enfrentan cargos por desaparición forzada, y sus intentos por obtener libertad condicional han sido rechazados dos veces.