Los sicarios que acabaron con la vida de Pablo César Delgado Aveiga y su esposa, Anny Pamela Vera Castro, los venían siguiendo y vigilando de cerca. Esperaron el momento exacto en que la pareja había dejado a sus dos hijos, de 10 y 11 años, en la escuela donde estudiaban, para atacarlos. Una vez que cayeron al suelo, los remataron para asegurarse de que estuvieran muertos, mientras uno de sus cómplices grababa el ataque con un teléfono celular.
Este violento crimen, con el que el distrito Pascuales, una de las 12 jurisdicciones de la Zona 8, acumuló 199 asesinatos en lo que va del año, se registró a las 07:10 de ayer lunes 9 de junio en los exteriores de la Unidad Educativa César Andrade, ubicada en la sexta etapa de Mucho Lote 1, en el norte de Guayaquil.
Minutos después del hecho, al sitio llegaron familiares de las víctimas, quienes lloraban desconsolados al ver a sus seres queridos sin vida sobre la vereda, junto a la puerta de ingreso del plantel.
“¡Mis hijos, mis hijos! ¿Por qué les hicieron esto? Queremos justicia”, gritaba la madre de Pablo César, sentada en una tricimoto, mientras era consolada por otros parientes.
Un allegado del hombre relató a este Diario que la pareja residía en la parroquia Pascuales y que, hasta hace un año, vivía en el bloque 10 de Bastión Popular. “Se cambiaron hace como un año. Esa mañana llegaron en una moto a dejar a sus hijos”, detalló el familiar.
Una grabación de 14 segundos, que se viralizó en redes sociales, muestra cómo uno de los atacantes graba con el celular el momento exacto en que su cómplice, vestido con camiseta, mascarilla y pantalón negros y una gorra roja, dispara contra la pareja ya tendida en el suelo. Luego ambos escapan en una tricimoto, mientras el video también capta a personas corriendo despavoridas.
Testigos indicaron que la pareja dejó a sus hijos en la institución y que Anny Pamela cruzó la calle para comprar el desayuno en una tienda cercana. Al regresar, justo cuando se reencontraba con su esposo en la entrada de la escuela, fueron sorprendidos por los criminales.
“Gracias a Dios los estudiantes ya habían ingresado y casi no había personas alrededor. Fueron directo a ellos”, relató una madre de familia que presenció el ataque.
En la escena del crimen, la policía levantó al menos 21 vainas percutidas calibre 9 milímetros y una bala deformada.
Una fuente policial informó que un allegado de la joven madre les contó a los investigadores que ella había recibido amenazas por ser pareja de Pablo César, quien, según versiones, estaba vinculado a un grupo criminal y habría estado involucrado en una muerte violenta ocurrida hace dos años.
“Los familiares manifestaron que el occiso ya había sido amenazado de muerte por problemas con una organización delictiva”, confirmó el agente consultado.
Tatuados y con el cabello teñido
El teniente coronel René Cañar, jefe del distrito Pascuales, informó que la pareja asesinada presentaba tatuajes asociados a organizaciones criminales en varias partes del cuerpo, y que presuntamente ambos actuaban como “radares” en barrios considerados zonas calientes, donde recientemente se han realizado operativos policiales que dejaron detenidos y armas decomisadas.
“El hombre tenía todo el cuerpo cubierto de tatuajes, desde la cabeza hasta las extremidades inferiores. La mujer también tenía tatuajes, y un rasgo característico que los identificaba era que ambos llevaban el cabello teñido de rojo. Los equipos de inteligencia e investigaciones están analizando a qué banda de narcocultura y terrorista podrían estar vinculados”, señaló el oficial.