Hola a todos, soy Wendy. Nací hace casi tres meses, pero no soy como las demas niñas de mi edad, mi caso es especial, yo soy especial, y es mi historia de vida la que quiero contarles.
Verán ustedes, vine al mundo un poquito antes de lo previsto, desde que descansaba en el vientre de mi mamita era revoltosa, y cuando ella estaba en la semana 33 de su embarazo, me adelanté y vi por primera vez, la luz de este mundo.
Si bien pude respirar y abrir mis ojos, mi mamita no tuvo la misma suerte, los médicos me salvaron a mi, pero no pudieron hacer nada para reanimarla, de pronto dejó de respirar y no volvió a moverse. Extraño mucho a mi mamita.
Sin embargo mi mami Betty, como llamo a mi abuelita, ha cuidado de mi con mucha paciencia y amor, con ella me siento bien, me da de comer, me cambia el pañal y me carga en sus brazos cuando me siento llena o tengo pesadillas. Es que ella me da paz.
Pero no siempre ha sido así, cuando cumplí un mes de nacida, me empecé a sentir muy mal, y mi mami Betty me llevó al Hospital, en mi ciudad, Pedernales. Allí se dieron cuenta de que algo en mi corazón no estaba funcionando bien, y luego de un tiempo me llevaron a Portoviejo, al Hospital de Especialidades, ese lugar grandote donde curan a los enfermos.
Cuando llegué mi corazón se paró y me costaba mucho respirar, no recuerdo más, pero mi mami Betty me contó cómo los médicos de ese lugar se apuraron por atenderme y me conectaron a equipos que hicieron que el aire entrara a mi cuerpo. Me sentía muy débil, con dolor, pero poco a poco, y con el esfuerzo de los doctores, que tenían una linda y larga bata blanca, pude recuperarme. Ellos son mis héroes, me salvaron la vida y cuando yo lloraba, también me calmaban.
Cuando ya me sentí mejor, me ponían medicina, que me daba energías. Luego me llevaron a otro Hospital, muy cerca, el Verdi Cevallos, allí me siguieron atendiendo más doctores con lindas y largas batas que cada vez parecían más limpias y blancas.
Me hacían cariños, jugaban conmigo, pero siempre me atendían y me daban medicina, de veras me cuidaban mucho.
Luego de un tiempo, a mi mamita Betty le dijeron que podía regresar a mi casa en Pedernales, pero que tenía que regresar a Portoviejo cada cierto tiempo para continuar con mi tratamiento.
Para eso sigo yendo al Hospital de Especialidades, que lindo ese lugar, todo el mundo es muy atento y siempre saludan a mi mamita Betty y los doctores me hacen juegos y cariños. Ahora me revisan dos doctoras muy bonitas, una de ellas para mi corazón y la otra para mi cerebro, siempre se portan muy bien y me dan medicina, dicen que con eso me sentiré aun mejor, muchas de ellas no me gustan, pero mi mami Betty dice que ayudarán a sanarme. Y es que yo quiero estar sana, cuando crezca quiero jugar y correr como mis vecinos en Pedernales que todas las tardes hacen ruido con una pelota.
Pero saben que otra cosa quiero hacer cuando crezca, usar esas lindas y largas batas blancas, que usan los doctores, porque así como ellos me cuidaron a mí, yo quiero cuidar a otras niñas y niños que lo necesiten. Si yo pude, ellos también podrán.
*Esta es la historia real de “Wendy”, una menor nacida de forma prematura, que llegó el Hospital de Especialidades para recibir atención especializada por una cardiopatía congénita. La atención de los médicos de esta casa de salud, y posteriormente en el Verdi Cevallos, lograron que se recuperara y pueda regresar a casa. (Boletín)