Salustino Gutama, presidente de la Junta Parroquial de Molleturo, cantón Cuenca, supuestamente fue secuestrado y golpeado. Según sus familiares, la agresión se cometió por defender la minería legal en el sitio.
El hecho se registró el martes 31 de julio en la noche. Vicente Gutama, vicepresidente del GAD de Molleturo, dijo que llegó un vehículo a la casa del dirigente, en el barrio Pueblo Nuevo, “lo sacaron y lo llevaron por la vía Granda Centeno”, paralela a la carretera Molleturo-Puerto Inca.
“El patrullero los siguió, pero no alcanzó al carro”, acotó el dirigente del GAD de Molleturo. Además, indicó que el agredido fue localizado en el sitio San Pedro de Yumate, donde lo dejaron abandonando con golpes en su cuerpo.
“En este momento se encuentra asilado en el hospital del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) con pronóstico reservado”, señaló.
Enma Criollo, integrante del Frente Pro Minería en la provincia de Azuay, indicó que están a favor de todas las actividades mineras legales y que no es el primer hecho que se registra en la parroquia en contra de las personas que apoyan el proyecto Río Blanco. Señaló que existen amenazas de muerte e incluso uno de los habitantes fue golpeado por defender las minas la semana anterior.
“No es el momento de decir estamos en contra o a favor de la minería, son actos vandálicos los que se registran y que atentan contra nuestras vidas”. Vicente Gutama reveló que solicitarán a las autoridades del Ministerio del Interior y de la Gobernación que tomen las acciones respectivas y que sean sancionados de acuerdo con la ley, los responsables de estos hechos.
Posteriormente, acudirán a la Fiscalía para que inicie la indagación. El presidente de la Cámara de la Minería, Patricio Vargas, recordó que el presidente de la Ecuarunari, Yacu Pérez, en días pasados dijo que “se declaraba una guerra en este proceso”. Vargas sostuvo que la instalación de carpas al pie de la Corte Provincial de Justicia “no contribuyen a la paz ciudadana”. “Hay grupos ambientalistas extremistas que quieren imponer su voluntad y eso no cabe en estas circunstancias”. (El Telégrafo)