En Manabí, la droga H también deja sus huellas de dolor

Habla poco mientras camina en la ciudadela El Florón 2, en Portoviejo, Manabí. No da su nombre completo, solo se identifica como Ricky, de 25 años, aunque aparenta muchos más. No quiere fotos, ni quiere dar detalles de lo que sale a hacer a las calles de ese barrio manabita.

Sí expresa un arrepentimiento. Dice que no puede olvidar las tantas lágrimas que le hizo derramar a su madre, ni las pertenencias de ella que vendió para pagarse el consumo de marihuana.

Agrega que espera la noche a ver “qué hace”, porque indica que hasta por 25 centavos o cualquier cosa usada la puede intercambiar por marihuana.

Reconoce que la droga la puede conseguir en cualquier lugar, solo que hay que reconocer bien quién la vende.

“Una vez me metieron a esos centros de rehabilitación, no duré más de tres meses (…), no creo que cambie”, reconoce.

Sin embargo, no todos permanecen en la adicción, hay quienes tuvieron que pasar innumerables noches en insomnio para creer que se pueden evadir los riesgos del polvo.

Manuel Álava hace pocos años dejó las drogas. Tiene 53 años, aunque aparenta más. Ha perdido casi todos los dientes superiores y reconoce que en parte la base de cocaína es la responsable de aquello, por lo que hoy dice quiere ser ejemplo para que otros no caigan, otros no pierdan a sus parejas y no dañen a sus familiares.

Del alcohol, con lo que empezó Manuel, a las drogas hay un solo paso, asegura este hombre que ahora narra sus experiencias en clínicas de rehabilitación y hasta en emisoras.

“Quise controlar el alcoholismo, me dijeron ‘prueba base de cocaína, eso te saca la borrachera’. Y efectivo, de la locura que uno hacía mientras tomaba, ahora pasaba al silencio, mi familia no sabía”, recalca.

Emil Guerrero, comisario de Salud de Manabí, indicó que desde el 2012 hasta el año pasados se registraron once establecimientos dedicados a rehabilitar a personas con problemas de alcohol y drogas, justamente el año pasado hubo un incremento de los centros.

Reconoce que hay la necesidad de más establecimientos de esta índole, pues la capacidad de algunos de estos centros varía entre 15 y 60 internos. (Tomado de El Universo)

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